Con la dosis exacta de testosterona que exige la Madre de Todas las Campañas, Mario Marín habría urgido en tono calvo y llanero a algunos miembros del gabinete, en su más reciente concilio político: ¡apoyar a fondo y sin mamadas a Javier López Zavala!, desde los frentes oficiales hasta los extraoficiales.
Así de plano. Como va. Al más puro estilo de Alexandre Dumas, ¡todos para uno y uno para todos!, Marín tuvo a bien arengar a su ejercito de cuello blanco a actuar sin demora y no esperar los tiempos políticos para iniciar la embestida contra la megacoalición PAN,PRD, Panal y Convergencia.
De hecho, lo que hizo Marín, fue encender el motor, pisar el embrague y meter la primera de dos fases que el CEN del PRI y Enrique Peña Nieto tienen planeado para retener Puebla, ¡a como dé lugar!, en unos comicios, hacia donde todo apunta, los dos frentes opuestos: megacoalición y PRI-Verde, se darán sin remordimientos de conciencia hasta con la jaula del perico.
Hoy se sabe que, a pocos días antes de arrancar la campaña constitucional, se sumarán a la Defensa de Puebla los batallones rojos peñanietitas y las huestes autóctonas beatricistas–aunque no había necesidad porque aquí tenemos a los zacapoaxtlas- para hacer lo humanamente posible por cubrir de gloria las boletas tricolores.
A decir de connotados y añejos estrategas del CEN tricolor, son dos, los estados que preocupan en demasía a Peña Nieto y a Beatriz Paredes, de los doce que se jugarán el 4 de julio: Puebla y Veracruz, aunque de los dos, es el primero donde creen enfrentar las mayores dificultades por lo que pueda derivarse del factor Enrique Doger y porque el PAN no opuso resistencia a la nominación de Rafael Moreno Valle, cosa que si ocurrió en Veracruz con Miguel Ángel Yunes.
¿Qué es un político?, después de todo. ¡Un animal!, comparaba Aristóteles. Un animal, cuya presa es el poder. Y si somos animosos de aplicar el término a rajatabla, no será complicado comprender qué es lo que jalonean con sus filosas garras y babeantes fauces Marín, Zavala, Peña Nieto, Beltrones, Betty Paredes, Bartlett y Melquiades Morales.
Chingona la frase: ¡apoyar con todo y sin mamadas a Javier López Zavala! Marín utilizó el lenguaje llanero con su gabinete para exterminar las ambigüedades del tiempo, del si ya o nos esperamos, y enfilarse de una vez a la Madre de Todas las Campañas con la espada desenvainada, la barbilla en lo alto y el firme propósito de que el régimen priista preserve el poder estatal y aquí nomás sus chicharrones truenen.
¡A fondo y sin mamadas…!, engloba sinuosas connotaciones. Ejemplos: No simular respaldo, hacerlo sin temor y con firmeza. Aprovechar cada instante y circunstancia para empujar a Zavala. Confiar en las decisiones del primer priista como coordinador de la campaña “Z”. Y asegurarse de que las dependencias prioritarias jalen hacia el mismo rumbo.
Qué es la política moderna si no expresiones coloquiales. Las alianzas solo sirven para dar en la madre a otros partidos, dijo hace contados días Vicente Fox. Se dudará pues, del buen juicio del exmandatario mexicano, pero no de su experiencia en temas políticos de destrucción masiva. Por lo que a Puebla concierne, las mamadas están prohibidas, ya lo dijo el señor gobernador, y en Jalisco y Guanajuato las minifaldas y pantalones entallados. Amén.
Fuentes cercanas a Doger confiaron que desde el jueves y hasta ayer por la tarde, él y su equipo, se han reunido en múltiples ocasiones para analizar su permanencia en el PRI o migración a la alianza del PAN, PRD, Panal y Convergencia. Y es que si bien la oferta de una secretaría –Sep o Salud-, dos diputaciones, dos regidurías y algunas presidencias municipales resultan tentadoras, la discusión del equipo dogerista se focaliza en lo endeble de los acuerdos.
Dos de los más férreos generales dogeristas, Jorge Ruiz Romero e Ignacio Mier Velasco, se inclinan por la migración a la Alianza, desde donde confían que el exalcalde ganará fácilmente a Mario Montero si fuese el candidato priista, y él el aliancista, claro, además de que estarían a expensas de su esfuerzo y talento y no de promesas ajenas.
La señal que espera Doger para salir del PRI, es la que podría venir de Los Pinos, directamente de Felipe Calderón, si es su voluntad aceptarlo como candidato por la alcaldía de Puebla, a pesar de los reparos que pudiese dar el panismo poblano; pues, aunque Moreno Valle, el PRD, Panal y Convergencia exigen su definición, aún sigue en suspenso el visto bueno calderonista. será?
La permanencia de Doger en el PRI está más sujeta a Calderón que al PRI y a Beatriz Paredes.
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