"Las deudas y las mentiras usualmente se mezclan".
François Rabelais
Desde el 1o. de diciembre, e incluso antes, varios funcionarios del nuevo gobierno nos han dicho que en 2013 México tendría un presupuesto austero que nos permitiría lograr un déficit cero. La decisión ha generado aplausos.
Austeridad significa que el nuevo gobierno estaría gastando menos que los anteriores. Tener un déficit cero quiere decir que el sector público no erogaría más de lo que gana y no tendría ya que contratar nueva deuda pública para dejarla a nuestros hijos y nietos.
El único problema es que cuando revisamos las cifras del Presupuesto de Egresos de la Federación nos encontramos con que todo lo anterior es una mentira que se sostiene sólo en una contabilidad creativa.
El gasto neto total presupuestado para 2013 es de 3 billones 902 mil 300 millones de pesos y es el mayor de toda la historia de México. La cifra rebasa en 94,300 millones de pesos lo presupuestado para el 2012 lo cual es un aumento de 2.4 por ciento real. Afirmar que el mayor presupuesto de la historia es austero resulta, en el mejor de los casos, un uso equívoco de la palabra.
¿Y el déficit cero? Éste solamente surge por la omisión contable de algunos rubros de gasto. El más importante, sin duda, es la inversión de Pemex. No estamos hablando de una bicoca: se trata de 326 mil 300 millones de pesos.
Nos podrán argumentar que esta inversión sí es productiva, al contrario del resto del gasto público, y por lo tanto hay que tratarla de forma diferente. Pero la verdad es que el presupuesto no omite otros rubros de inversión, como el de la Comisión Federal de Electricidad. De hecho, uno de los orgullos de este presupuesto es que incrementa la inversión del sector público en 6.6 por ciento real para alcanzar los 729 mil 100 millones de pesos (sin contar a Pemex). Por otra parte, no se han eliminado del presupuesto los ingresos de Pemex. En estas circunstancias omitir la inversión de Pemex no parece tener más sentido que aumentar el gasto sin que esto se refleje en las cifras finales.
Otros pequeños "ajustes" ayudan a lograr el déficit cero. Por ejemplo, no se incluyen en el gasto neto los pagos de deudas por Pidiregas ni los del IPAB, a pesar de que cada uno es superior al 0.1 por ciento del Producto Interno Bruto. Con un PIB de 16 billones 715 mil 600 millones de pesos esto equivale a 16,715.6 millones de pesos por cada uno. El presupuesto registra también un rubro de "Adecuaciones a los registros presupuestarios" que no se incluyen en el gasto neto y que equivalen a 0.3 por ciento del PIB: 50,146.8 millones de pesos, ¡mire usted qué "adecuación"!
Si realmente el presupuesto tuviera déficit cero, el sector público no tendría que contratar más deuda. Pero los requerimientos financieros del sector público para 2013 ascienden a 2.4 por ciento del PIB. Es verdad que la cifra es inferior al 2.8 por ciento del PIB del presupuesto de 2012, pero aun así representa 401 mil 174 millones de pesos. Cero, lo que se dice cero, no es.
El presupuesto récord de gasto público equivale a 33,381 pesos por cada uno de los 116.9 millones de hombres, mujeres y niños que vivimos en este país al cierre de 2012. Hay que preguntarse si los mexicanos recibimos algo siquiera cercano a esa cantidad en servicios públicos.
Sería maravilloso tener un déficit cero y no contratar más deuda pública. Pero si lo tenemos que hacer, ¿para qué nos mentimos a nosotros mismos? La verdad es que el sector público tendrá que contratar 401 mil millones de nueva deuda neta en 2013. Éste es el verdadero tamaño del déficit.
PROMESA INCUMPLIDA
En 2009 el gobierno subió la tasa máxima de Impuesto Sobre la Renta de 28 a 30 por ciento con la promesa de que sólo se mantendría así de 2010 a 2012. En 2013 se reduciría a 29 por ciento y en 2014 regresaría a 28 por ciento. Pues bien, el presupuesto de 2013 mantiene la tasa máxima en 30 por ciento. Otra promesa incumplida. (Sergio Sarmiento).
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