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jueves, 17 de marzo de 2011

De politicos y terrenos robados... (recuperemos el terreno de la iglesia...)

Desde el primer minuto de la nueva legislatura, José Juan Espinosa Torres, dueño del partido Convergencia en Puebla, se estrenó como diputado disidente y una y otra vez hace todo para llamar la atención y generar una falsa imagen: la del legislador crítico.

Todo estaría bien si hiciera caso al consejo de don Alfredo Toxqui citado por Melquíades Morales: “Para andar en la política hay que ser como el elefante: tener la cola corta y las orejas grandes”.

No es el caso del diputado, pues es dueño de una cola bastante larga.

Veamos:

Antes de que iniciara el gobierno de Rafael Moreno Valle operó sin éxito que su esposa, la ex diputada priísta Nancy de la Sierra, fuese la directora del Instituto Para la Asistencia Pública de Puebla (IAPEP).

En venganza, votó en contra de la sectorización del organismo a la Secretaría de Gobierno, que encabeza Fernando Manzanilla Prieto, y alertó sobre posibles malos usos políticos que le pudieran dar.

Como Ricardo Henaine, maestro en el arte de la fuga y de la actuación, José Juan Espinosa viene utilizando una estrategia de presión hacia el gobierno.

Una y otra vez se tira al piso, critica las políticas de la administración, se ofrece como guía de turistas de los secretarios y busca vulnerar todo tipo de acuerdos.

El fin es claro: quiere que negocien con él.

Y en este contexto la palabra “negociar” significa todo.

Ya sabemos: la Dirección del IAPEP, los temas de una funeraria y otras lindezas por el estilo.

Olvida una cosa: que si algo no hará el gobierno de Moreno Valle será ceder a las presiones.

El gobierno de Estados Unidos tiene una vertiente: “Nunca negocies con terroristas”.

Algo similar ocurre en Casa Puebla y en Casa Aguayo.

Y es que si ceden una vez terminarán cediendo siempre.

Y las presiones llegarán por todos lados.

Pero José Juan no entiende los mensajes.

O sí.

Pero los usa para curarse en salud.

Y aquí viene nuevamente el Síndrome Henaine: ante una supuesta persecución se tira al paso y habla de embestidas brutales y cosas por el estilo.

En su ingenuidad cree que esa actitud le sostendrá sus acuerdos secretos con funcionarios de la BUAP, por ejemplo.

Y aquí la duda mata: ¿Cuál es el deber de un diputado crítico: el lucro o el trabajo legislativo?

Pero todo esto tiene una estrategia política: se trata de polarizar en el Congreso y enrarecer los acuerdos en un escenario en el que Andrés Manuel López Obrador ha venido a amagar a Moreno Valle.

En ese contexto hay que ver también las descalificaciones del senador Ricardo Monreal, del PT, en contra del gobernador de Puebla, siempre en el marco de las elecciones presidenciales de 2012.
O la irascibilidad del diputado petista Mario di Constanzo, quien pretendió, sin éxito, presentar un punto de acuerdo en contra de Eukid Castañón, secretario adjunto de Convergencia y uno de los hombres más cercanos a Moreno Valle.

El fin es muy claro: Traen una estrategia de polarización ante la eventualidad de que el gobernador sea el candidato del PAN a la Presidencia de la República.

En esta mezcla de políticas y de intereses, el Niño Naranja o el Peje-Niño espera que Dante Delgado, su padrino, lo haga diputado federal.

No podía ser de otra manera.

Y aquí surgen más dudas.


Y otros actores.

Enrique Dóger, por ejemplo, quien tiene acuerdos con cuadros convergentes.

¿Cuál será su próxima estrategia: continuará con su supuesta alianza con el morenovallismo o seguirá los pasos de su compañero diputado?

Los días que vienen serán, pues, trascendentales.

El Exilio del prestanombres

es de todos sabido itinerario que siguió Ricardo Henaine luego de que el gobernador Rafael Moreno Valle decidió aplicar simplemente la ley en el caso del predio conocido como Valle Fantástico.

quedó claro que luego de ocultarse unos días en su residencia del Pedregal de San Ángel, ubicada en la muy simbólica calle Alud, el empresario tomó la carretera a Toluca, ingresó al aeropuerto, subió a un jet privado y voló hacia Miami, desde donde, ahora lo sabemos, empezó los trámites para solicitar “asilo político”.

(Como parte de su exilio dorado, nuestro personaje acudió a Las Vegas el sábado pasado. Y es que muchos poblanos que lo vieron se dieron cita en la fiesta de cumpleaños de Alejandro Pariente, director para América Latina del celebérrimo Hotel Wynn. Por cierto: a Henaine no le fue nada bien en el casino, una vez que juran que perdió algo así como 200 mil dólares. Y entre las apuestas y los brindis no faltaron las preguntas: “¿Cómo te va con Moreno Valle?”. Y la respuesta a gritos, fiel a su estilo, no se dejó esperar: “¡Lo voy a derrocar!”).

Ayer, en su diario, El Heraldo de Puebla (o “Herelaldo”, como dirían los señores Olea, sus defensores), publicó en la parte superior de la primera página una nota firmada por la “redacción”, aunque con tufo de abogado, en la que confirman la versión publicada por Sexenio.

Vea el lector unos fragmentos:

“El empresario Ricardo Henaine Mezher acordó con ésta (su familia) salir del país inmediatamente rumbo a Estados Unidos, con la firme intención de contratar a un despacho jurídico internacional a efecto de que tramite la solicitud de asilo político, procedente sin duda porque el gobernador Moreno Valle ha echado a andar a todo el aparato político y judicial de la entidad en su contra; una declarada persecución política.

“Igualmente, conforme con declaraciones del abogado Rodolfo Aragón Mijangos, se recurrirá a organismos internacionales, entre ellos la Comisión Internacional de Derechos Humanos, para solicitar apoyo y denunciar la persecución desatada en su contra por el mandatario del estado de Puebla, sustentada en cuestiones personales para legitimar su gobierno, mas no en apego a las leyes inherentes a un Estado de derecho.

“Hay temor fundado de la familia de Henaine Mezher por esta actitud personalísima del gobernador Moreno, puntualizó Aragón Mijangos. Porque, preguntó, después del despojo del predio de Valle Fantástico, ¿el segundo paso es operar con la misma impudicia judicial en el caso del inmueble que alberga al periódico El Heraldo de Puebla? ¿Luego qué sigue? ¿Otra propiedad de la familia, agredirla físicamente o privarla de su libertad con delitos fabricados?”.

“(…) En respuesta a preguntas de los reporteros que acudieron a cubrir lo que se había anunciado como desalojo del inmueble que ocupa El Heraldo de Puebla, Aragón Mijangos dijo que la fuente de trabajo está garantizada para colaboradores y reporteros de esta casa editorial. Y si ha de cumplirse el desalojo, ojalá y sea con apego a la ley no con abuso de poder que implicaría abierta censura a la libertad de expresión, cuestión que el gobernante no debe involucrar como parte del autoritarismo que ha caracterizado a su naciente administración estatal”.

Hasta aquí la muy abogadil cita.

Llaman la atención varias cosas.

Empiezo de abajo hacia arriba.

El abogado Aragón habla de que El Heraldo de Puebla podría ser víctima de una “abierta censura a la libertad de expresión”.

¿Perdón?

¿Leí bien?

Sí: dice eso.

Todos los poblanos saben que este El Heraldo jamás ha practicado la libertad de expresión.

Ahora que si así definen la campaña iniciada en contra del gobernador Moreno Valle –por atreverse a poner orden en Valle Fantástico- es claro que eso está muy lejos de ser libertad de expresión.

Y es que en español llano se le llama propaganda.

O litigio mediático.

Pero no “libertad de expresión”.

Por eso no se entiende el concepto de la supuesta “censura”.

Todos lo sabemos: El Heraldo fue el diario más marinista de los marinistas.

Ahí están sus portadas y sus fotos.

Y por si hubiese dudas habría que recordar la línea editorial que asumió durante la reciente campaña electoral: nunca, ni por equivocación, apareció una nota o una foto de Rafael Moreno Valle en la primera página.

Todas las portadas fueron, inevitablemente, dedicadas a Javier López Zavala.

¿Censura a la libertad de expresión?

No: propaganda pura en defensa del patrón del diario.

Por cierto: Germán Benítez, periodista que le ganó a Henaine en la Junta de Conciliación y Arbitraje una demanda laboral, reveló ayer que “durante la administración de Mario Marín Torres, el gobierno estatal tuvo una permanente intromisión en los contenidos de primera plana e interiores de El Heraldo de Puebla”.

Algo debe saber, una vez que trabajó ahí.

Continúo.

La nota habla del “autoritarismo que ha caracterizado” a la nueva administración gubernamental.

Si por autoritarismo entienden el apego a la ley, pues sí, es cierto, el gobierno es autoritario.

Lástima que sólo Henaine y sus abogados así lo vean.

Y es que un buen número de ciudadanos piensa lo contrario.

Qué curioso: a Mario Marín Torres nunca, jamás, ni por equivocación, lo llamaron “autoritario”.

Faltaba más.

De demócrata, de estadista, de visionario, no lo bajaban.

Nos vamos entendiendo: es un asunto de semántica.

Dice el abogado que el gobernador Moreno Valle “ha echado a andar a todo el aparato político y judicial de la entidad en su contra (de Henaine); una declarada persecución política”.

¿Todo el aparato?

Por favor.

Que se sepa no hay una sola orden de aprehensión en contra del empresario.

Lo que sí hay es una demanda penal interpuesta por su socio, Francisco Bernat, por el supuesto delito de extorsión.

Pero el conflicto entre Bernat y Henaine inició en tiempos de Marín, quien, él sí, le echó todo el aparato a Bernat en aras de despojarlo de sus acciones.

Y esto lo cuentan los mismos jueces.

Pero esa es otra historia.

La historia de El Heraldo no concluye aquí.

Un conflicto laboral resuelto a favor del citado Germán Benítez Márquez le puso la cereza al pastel.

Sobre ese tema, Rodolfo Aragón dijo que “el embargo precautorio es por ‘una cantidad mínima’, y que se puede negociar con el afectado a quien acusó de litigar en los medios para ‘conseguir más de lo que se merece’.

Concluyo.

El exilio de Henaine no es ni exilio ni asilo: es una pesadilla con juegos infantiles.

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