Ana Teresa Aranda
Parece una pesadilla, pero es la condenada realidad. A pesar de la urgencia que como país tenemos de que el ejercicio de la política genere bienes públicos, que se traduzcan en bienestar, progreso y garantía de justicia para la sana convivencia, hay personajes de la política que nos demuestran cotidianamente que esos no son más que sueños guajiros y se empeñan en dar al traste una y otra vez con ese anhelo.
La cínica actitud de Humberto Moreira, presidente nacional del tricolor, no deja lugar a dudas. Nos sorprendimos del compromiso público hecho por éste personaje de empujar las reformas, todas ellas indispensables para destrabar el colosal embrollo que detiene el avance del país, me refiero desde luego a: la Hacendaria, para aumentar la base gravable y evitar la evasión fiscal; la de Telecomunicaciones; la energética; la laboral; la de justicia; la de Seguridad Nacional y desde luego la Reforma Política de fondo.
Cuando parecía que el milagro se materializaba, a punto ya de anunciar el periodo extraordinario de sesiones del Congreso, vuelven otra vez los pretextos a ocupar el lugar de las acciones. Moreira anuncia que condiciona el apoyo a las Reformas, solo sí el Presupuesto de Egresos de la Federación le otorga a las Entidades Federativas un aumento sustancial en sus ingresos. Cosa de nada, pide el angelito casi 150,000 millones más de presupuesto para repartir a las entidades. Aplicando las fórmulas de distribución desde luego sería el Edo de México uno de los más beneficiados.
La molestia ocasionada por la chapucera actitud de Don Humberto, llevó al debate sobre el endeudamiento de los Estados, supimos quienes deben cuanto y Oh mi Dios! los datos de Coahuila, entidad gobernada hasta hace unos meses por Moreira pusieron el dedo en la llaga. Y el refrán popular no se hizo esperar “el que por otro pide por sí aboga”, y es que pasar en menos de cinco años de una deuda de 300 millones a una de 31,000’000,000 TREINTAYUNMILMILLONES DE PESOS, incluidos los miles de millones que sustentan documentos del Congreso Estatal, falsificados desde el poder ejecutivo del estado de Coahuila, no es cosa menor.
Escuchar a Manlio Fabio Beltrones defender a su presidente de partido con un … “ese asunto tiene que ser resuelto por los técnicos”, es una bofetada a la inteligencia popular. No se necesita ser egresado de Harvard para saber que un endeudamiento así, es un asunto político, que tiene que derivar en responsabilidad jurídica.
Los mexicanos ya no queremos pretextos. Estamos fastidiados del cinismo con el que se conducen Moreira y sus secuaces. URGEN LAS REFORMAS!!!
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