Uno de los factores que puede explicar la debacle del PRI en las elecciones pasadas es la postulación de Javier López Zavala como candidato a la gubernatura, pues el abanderado oficial nunca logró posicionarse en el ánimo de la ciudadanía, y aunque inició con 20 puntos de ventaja, gracias al posicionamiento del tricolor a nivel nacional, siempre estuvo en picada y fue rebasado por su adversario, Rafael Moreno Valle Rosas desde mayo.
Esa fue una de las conclusiones en las que ayer coincidieron los demoscopistas Sergio Cortés Sánchez, subdirector de La Jornada de Oriente; Rodolfo Rivera Pacheco, director general del Buró de Estrategias y Análisis del Poder (BEAP), y Gustavo Aguayo González, jefe del área de Formulación y Ejecución de Proyectos del Centro de Investigación Sobre Opinión Pública (CISO) de la Universidad Autónoma de Puebla, quienes ayer participaron en la mesa redonda “Balance Electoral”, convocada por esta casa editorial y cuya moderadora fue Susana Rappo, también subdirectora del rotativo.
Los investigadores también concluyeron que el proceso electoral de este año fue atípico en la entidad, porque los comportamientos en las preferencias electorales tuvieron fluctuaciones dramáticas a lo largo del proceso y por eso no hubo ningún estudio demoscópico que se acercara al resultado final de la contienda por la primera magistratura.
Otros factores, aseguraron, también influyeron en el saldo comicial del 4 de julio y no podían ser registrados con los indicadores de los que disponían las casas encuestadoras, porque aparecieron el día de la jornada electoral u horas antes. Se trata de la movilización de estructuras, las compras y coacciones del sufragio y las decisiones de último minuto que uno de cada ocho electores tomaron ese día frente a la boleta electoral.
Aguayo, Rivera y Cortés Sánchez defendieron ante un público sumamente crítico congregado en la Casa de la Aduana Vieja que las encuestas no deben ser consideradas como predicciones, sino como instrumentos que ayudan a la construcción de escenarios posibles a partir del análisis de las tendencias.
También reprobaron el uso que políticos y medios han dado a los estudios de opinión, generando una “guerra de encuestas” tendiente a inducir una corriente favorable o desfavorable hacia alguno de los contendientes.
En ese sentido, manifestaron que es necesario hacer un análisis de lo sucedido en el proceso y diseñar nuevos indicadores que puedan dar una idea de aspectos claves del electorado, como sus motivaciones al votar. las razones que tiene de sufragar por una determinada opción y hasta sus estados de ánimo.
Los asistentes a la conferencia hicieron críticas severas a la conducta de las empresas demoscópicas. Básicamente las acusaron de no ser firmes ante el mal uso que se les da a sus estudios o de acomodar las cifras según el gusto del partido o candidato que las contrata para generar un clima de opinión.
La antropóloga Catalina Pérez Osorio reprochó que al principio de la contienda las encuestas marcaran una tendencia favorable al priista López Zavala de hasta 20 puntos sobre el panista Moreno Valle, cuando los resultados finales de los comicios fueron totalmente a la inversa.
Los tres investigadores coincidieron en que en enero los muestreos exhibían esa abultada ventaja para el priista, pero desde ese momento hasta el término de la campaña sólo fue en picada.
Cortés Sánchez incluso mostró un monitoreo iniciado en 2009, en el cual se veía que López Zavala era entonces el aspirante priista menos competitivo frente a otros como la alcalde Blanca Alcalá Ruiz; el rector de la Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez, y el ex edil capitalino Enrique Doger Guerrero. Estos tres últimos tenían mejor posicionamiento ante el electorado que Rafael Moreno Valle Rosas. En cambio, el candidato chiapaneco fue siempre el único de los cuatro militantes del tricolor que se encontraba debajo del panista.
Las razones del CISO
El porcentaje sin precedentes del llamado “voto oculto” y de rechazo a las encuestas de salida –que alcanzó hasta 8 por ciento– impidió que el Centro de Investigaciones sobre Opinión Pública de la Universidad Autónoma de Puebla diera a conocer las tendencias en la votación la noche del pasado 4 de julio, según reveló ayer Gustavo Aguayo González. Explicó que en todos los procesos electorales hay rechazo a las encuestas o gente que accede a las mismas pero no responde por quién votó. Sin embargo, apuntó, en esta elección esos dos factores representaron un porcentaje nunca antes visto en Puebla; 8.5 por ciento.
El CISO, explicó, siempre ha tenido 45 encuestas de salida, pero en esta ocasión el alto índice de votantes que se negaron a informar sobre su elección, combinado con el margen de diferencia entre los principales competidores, hacía imposible tener la certeza de quién había sido el ganador y por eso la Universidad Autónoma de Puebla decidió no dar a conocer sus resultados.
Los analistas del Centro de Investigación Sobre Opinión Pública ya se habían enfrentado a una situación similar dos años atrás, en la elección de edil en el municipio de Benito Juárez, Quintana Roo, donde el triunfador fue Gregorio Sánchez –hoy preso por nexos con el narcotráfico–, aunque en su momento el alto índice de rechazo a las encuestas y de “votos ocultos” –siete por ciento– no permitía saber las tendencias reales.
Gustavo Aguayo González manifestó que tal como lo ha venido haciendo desde hace algunas elecciones, el CISO publicará un libro con la memoria del proceso electoral de 2010, que no sólo contendrá gráficas y cifras, si no también análisis de lo sucedido.
Otros factores
Rivera Pacheco expresó que un elemento que debe ser analizado con sumo detenimiento en esta elección es el del sector poblacional de clases medias o altas que ordinariamente son sobrerrepresentadas en las encuestas por varias razones, entre ellas la poca o nula accesibilidad de los encuestadores a zonas residenciales que tienen sistemas con alto nivel de vigilancia.
Ese voto de las clases acomodadas, apuntó el politólogo, fue también uno de los factores de la victoria de la coalición Compromiso por Puebla.
Cortés Sánchez señaló otras acciones que deberán ser tomadas en cuenta para el análisis de la elección, como las violaciones al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales de parte del presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien a pocos días de los comicios en 14 estados apareció en cadena nacional anunciando la derogación de la tenencia vehicular y medidas de combate al crimen organizado.
También la votación en las zonas limítrofes de Puebla y Veracruz, donde hubo personas que en la mañana votaban aquí y en la tarde lo hacían allá.
“¡Eric Lara operó y operó bien!”, expresó el economista, refiriéndose al secretario general de la Sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quien es uno de los principales aliados de Rafael Moreno Valle Rosas.
La candidatura de López Zavala no fue apoyada por el PRI, como lo demuestra la alta votación que el frente opositor obtuvo en colonias del sur de la ciudad de Puebla, bastiones de influencia de la organización priista, Antorcha Campesina. “Hubo traiciones dentro de las filas del PRI”, apuntó Cortés.
Algunos asistentes a la mesa también denunciaron que tenían conocimiento de condicionamientos de programas del gobierno federal y compra de votos a favor de Moreno Valle. Sin embargo, los demoscopistas apuntaron que el PRI tuvo prácticas igual de corruptas, pero esta vez le ganaron.
Rechaza Alejandro Armenta que el partido tricolor perdiera por culpa de López Zavala
El presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Alejandro Armenta Mier, reconoció por primera vez que la derrota de la alianza PRI–PVEM el 4 de julio no sólo se debió a factores externos, sino también internos que dará a conocer al Consejo Político Estatal del partido; sin embargo, rechazó que entre estos últimos esté la designación de Javier López Zavala como abanderado a gobernador.
Durante una entrevista con La Jornada de Oriente, Alejandro Armenta, quien es considerado uno de los priistas más cercanos a López Zavala, defendió la elección del ex secretario de Desarrollo Social como aspirante a Casa Puebla al rechazar que se tratara de una imposición del mandatario Mario Marín Torres y sostener que se fundamentó en estudios demoscópicos profesionales.
“El partido designó candidato a gobernador al priista más idóneo y con mayor posicionamiento y competitividad electoral”, sostuvo el dirigente del tricolor, quien señaló que “no es el momento de responsabilizar a una sola persona” de los resultados electorales.
El lunes pasado los demoscopistas Sergio Cortés Sánchez, subdirector de La Jornada de Oriente; Rodolfo Rivera Pacheco, director general del Buró de Estrategias y Análisis del Poder (BEAP), y Gustavo Aguayo González, jefe del área de Formulación y Ejecución de Proyectos del Centro de Investigación Sobre Opinión Pública (CISO) de la UAP, coincidieron en que una de las causas de la debacle del PRI fue la postulación López Zavala, dado que no logró posicionarse en el ánimo de la ciudadanía.
Armenta rechazó que López Zavala fuera uno de los factores de la derrota, pues –aseguró– hizo “un buen trabajo en la campaña”, que comprendió la inclusión a su proyecto de todos los militantes del tricolor que buscaron la postulación a Casa Puebla en este proceso electoral.
“Todos los que desearon participar fueron considerados por López Zavala; en el partido no hubo exclusión, sino voluntad política para sumar a todas las fuerzas; fue una elección de inclusión e unidad”, insistió.
Lo anterior se reflejó, señaló, en el hecho de que el Revolucionario Institucional alcanzó la votación más alta en una contienda por la titularidad del Poder Ejecutivo de Puebla al conseguir el respaldo de 895 mil electores.
En ese sentido, el dirigente aseguró que todos los priistas son responsables de la derrota electoral de este año, pero se negó a precisar en qué consistieron las fallas internas que llevaron al tricolor a perder la gubernatura, así como la mayoría de las alcaldías y diputaciones locales.
Entre los factores externos, reiteró, se encuentra el condicionamiento de los programas sociales federales, el uso ilegal e indiscriminado de recursos públicos de parte de la administración federal, la compra de votos y las campañas negras (¿!!!!?).
Armenta indicó que el partido se encuentra en un periodo de evaluación en el que participan todos los militantes para identificar los “factores internos, externos y extraordinarios” de la derrota, los cuales se reportarán al Consejo Político Estatal del partido en septiembre próximo.
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