El coordinador de giras de la campaña de Rafael Moreno Valle, con 18 años de militancia priísta y con experiencia en la participación de 12 procesos electorales, consideró que el peor descalabro en la historia del PRI poblano obedeció a que el partido se prostituyó: trataron de comprar a la sociedad y a su militancia para que aceptara a un candidato como Javier López Zavala, ello sumado a que su adversario panista logró convertir su campaña en un movimiento social ‘Puebla abre los ojos’.
Mario Rincón González aceptó un juego arriesgado: dos meses antes de la elección del 4 de julio, a sus 42 años y con todo un historial formado desde las filas juveniles del PRI, quemó sus naves para no regresar, al integrarse al equipo cercano de campaña del candidato de la Coalición Compromiso por Puebla, Rafael Moreno Valle, como su coordinador de giras en el interior del estado.
"Al principio estaba muy preocupado porque la casa de campaña estaba lleno de puros priístas a los que conocía de toda la vida y que querían sumarse: desde el más sencillo dirigente de mercado, líderes de unidades habitacionales, juntas auxiliares hasta presidentes municipales y diputados. Yo le comenté a Rafael mi desconfianza porque temía que estuvieran ahí como ‘orejas’, para sacar información: al principio ni yo creí que tantos priístas quisieran estar de este lado", comentó el aún priísta Mario Rincón.
—A tu criterio y experiencia, ¿por qué crees que perdió el PRI?
Era algo que ya se veía venir. Algunos se dicen sorprendidos por los resultados del 4 de julio cuando en realidad era algo inevitable: ¿quién pudo haber creído que los críticos más severos del marinismo y del propio Javier López Zavala, al final se iban a sumar?, ¿en qué cabeza cabe que un Enrique Doger, Víctor Hugo Islas, Jesús Morales Flores, Omar Álvarez Arronte, Germán Sierra, Víctor Giorgana o Blanca Alcalá, personajes a los que el marinismo les hizo ver su suerte durante todo el sexenio, al final iban a operar a favor de Zavala? Yo, al igual que muchos, los conozco desde siempre, sé cómo actúan y estoy seguro que fueron los primeros en festejar el triunfo de Rafael. Les es más fácil llegar a un arreglo con el próximo gobernador de Puebla que con Zavala.
—¿Por qué estás tan seguro de eso?
Porque en este sexenio se rompieron todas las reglas no escritas del PRI: antes ‘el pastel’ era tan grande que aunque la rebanada más grande se la quedaba el grupo dominante, siempre se compartía con los otros grupos, a manera de cuidar los equilibrios en el poder, pero el marinismo fue totalitario al grado de lastimar profundamente al resto de la militancia que quedó sumamente herida y resentida en contra de un gobernador que impuso a un candidato que jamás fue del agrado ni de la militancia ni de la sociedad. Además, nunca como ahora, vi a un PRI prostituído: todo se manejaba con y por dinero: todos los operadores y líderes rechazaban trabajar a favor de Zavala si no había dinero de por medio. Pero lo peor de esto es que se manejaron grandes sumas de dinero que nunca ‘bajaron’ a la militancia: todo se lo quedaron los mandos altos y medios.
—¿Qué falló operativamente en el PRI en el día de la elección?
Yo no estuve ahí, pero lo que pude ver durante la campaña es que el PRI tuve demasiados mariscales sin chispa, ineficaces, pedantes y sin tropa: su equipo de campaña se convirtió en un gigante enorme, torpe y poco ágil que terminó convirtiéndose en la típica dependencia burocrática, lenta y costosa que se prestó a simular que trabajaba.
Además, cualquier decisión la tenían que consultar primero al candidato, después al presidente del partido y al final al gobernador. En cambio, nosotros por necesidad tuvimos que volvernos rápidos, efectivo, eficientes: hacer mucho con pocos recursos y esto nos obligó a no despilfarrar energía, dinero o tiempo. Algo que me llamó mucho la atención de los panistas es que no te piden dinero por colaborar: ellos te mandan hacer la publicidad, colgar pendones, prestar inmobiliario, o con que ellos puedan, pero sin pedirte dinero. Los maestros son sumamente organizados y metódicos, mientras que los perredistas responden rápido las indicaciones y operan bien. En el PRI así no funcionan las cosas: el PRI se mueve con dinero y se queda en la bolsa de sus operadores.
— Los priístas critican que la maestra Elba Esther Gordillo y Moreno Valle "compraron la elección".
La participación de los maestros fue vital: tener más de 5 mil maestros que cuidaron el 100% de las casillas, sumada al refuerzo de la militancia del PAN, PRD, Convergencia y Panal que estuvieron operando el mero día para que la gente fuera a votar fue una parte decisiva para el triunfo, pero eso de que ‘compramos la elección’ es un exceso.
Rafael ganó porque hizo de su campaña un movimiento social. No fue un movimiento para atacar a Mario Marín, a Zavala o al priísmo porque siempre se negó a responder a ofensas o a la campaña negra. En vez de eso optimizó su energía y su atención en cosas positivas: propuso una manera diferente de gobernar y hacer las cosas: Moreno Valle logró convencer a los poblanos con una sola frase: "Abre los ojos", y la gente le creyó. También su compromiso ‘Cumplo o me voy’ fue muy bien aceptado porque garantizó la transparencia y una manera efectiva de medir los resultados de sus primeros 3 años de gobierno.
Date cuenta: Zavala lo único que prometía era otra ciudad universitaria, internet para los jóvenes, pero de ahí en fuera, sólo inyectó una imagen de continuidad del actual gobierno, y los poblanos no quisieron eso.
El PRI no se dio cuenta que la sociedad cambió y que está inconforme de cómo su gobierno están haciendo las cosas.
—A tu criterio ¿Por qué ganó Rafael Moreno Valle?
Desde el principio Rafael sabía el tamaño de su adversario: el PRI es un gigante que está hecho para ganar pero no para competir. Así que lo primero que tenía que hacer era convertirse en un contrincante real, y sólo podía hacerlo siendo el candidato del PAN: ya conquistado este primer paso, debía consolidar una coalición con varios partidos que juntos pudieran ser un frente común contra el tricolor. En este segundo pasó logró ubicarse ante Zavala como un candidato digno de dar batalla. El tercer paso fue crear una campaña sólida, diferente y dinámica que pudiera crear la percepción entre la sociedad de que tenía posibilidades reales de ganar. El cuarto paso se dio naturalmente casi al final, cuando se dio un movimiento a su favor en todo el estado, y el último paso fue transformar la percepción de triunfo en una realidad contundente en las urnas.
—¿Cuándo tuvieron la certeza, como equipo de campaña, de que Moreno Valle había ganado?
Te voy a ser sincero: desde el principio de la campaña supe que podíamos ganar porque yo, como responsable de las giras tuve trato directo con los líderes sociales de todo el estado y la aceptación de Rafael había llegado no sólo a la militancia comprometida, sino a toda la gente. Después supe que íbamos por buen camino cuando en el desfile del 5 de mayo los poblanos aceptaron a Rafael cuando sacaron sus sombrillas, así como cuando fue el debate: en nuestras encuestas de Liébano Saenz se demostró que a partir del 18 de junio Zavala se fue en picada y a Rafael ya no hubo poder que lo frenara.
Pero la certeza la tuve en el cierre de campaña en el estadio Cuauhtémoc: el entusiasmo y la participación de más de 110 mil personas es algo que no se puede comprar ni acarrear. Sin embargo, reconozco que estuve muy inquieto el día de la elección por temor a que el PRI-gobierno hiciera ‘caer el sistema’, o algún tipo de fraude. Afortunadamente, con el reconocimiento de TV Azteca a nivel nacional de nuestro triunfo con los resultados de su encuesta, ayudó a destrabar la incertidumbre.
—El PRI dice que en octubre sancionará a los traidores, ¿te sientes un traidor?, porque oficialmente aún eres militante priísta.
Desde muy joven me entregué por completo al PRI. Empecé desde abajo. Era de esos que se asoleaban pegando propaganda y echando porras. Gran parte de mi vida, de mis amigos, de mis recuerdos están en el PRI. Por eso fue tan doloroso abandonarlo, pero lo hice por una cuestión de congruencia y de integridad personal. Yo ya no estaba a gusto, ni me entusiasmaba pertenecer al gobierno porque no me sentía parte de nada. Era como si te trataras de poner unos zapatos que ya te quedan chicos. En cambio, cuando me integré a la campaña de Rafael, a quien conozco desde hace casi 20 años, me sentí renacer: me paraba a las 4 de la mañana a preparar la llegada del candidato los municipios, a checar la bitácora del helicóptero, en fin. Por eso, estoy orgulloso de pertenecer al equipo de Rafael y de ser congruente conmigo mismo. Creo que el PRI me dio mucho pero yo también a él: estamos a mano. Los traidores fueron quienes simularon apoyar al gobernador y a Zavala, pero nunca lo hicieron.
—¿Te ves en el PAN?
Me veo en el equipo de Rafael Moreno Valle.
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