el rescate de los cuerpos extraidos del HARMON ROCKET II...
En el percance falleció otro tripulante del avión, José Luis García Vázquez, de 45 años de edad. La aeronave, Un HARMON ROCKET II de color blanco, y franjas azules tenía la matrícula XB-IYZ.
Debido a una probable falla mecánica, la unidad se incendió al tocar tierra, consumiéndose casi en su totalidad. (aunque las fotos, parecen contradecir este dicho).
Por lo anterior, elementos de la agencia del ministerio público del fuero común de Tecamachalco, Policía Estatal Preventiva, Policía Federal, así como miembros del Heroico Cuerpo de Bomberos, acudieron a la zona, ubicada a la altura de la carretera local Tecamachalco-Xochitlán Todos Santos, donde ocurrió el avionetazo.
el interior del HARMON ROCKET II matricula Xtra Bravo -India Yankee Zulu.
Las autoridades ministeriales confirmaron que, el empresario finado José Julián Dib Alvarez, entre sus pertenencias tenía un gafete que lo acreditaba como presidente de la Federación mexicana de Pilotos y Propietarios de Aeronaves, aunque lo cierto es que a la fecha, el titular de esa agrupación es otra persona.
Julián Dib Álvarez cayó al intentar un aterrizaje forzoso, por una “falla grave”, de acuerdo con un comunicado emitido la tarde de este sábado por la Asociación de Pilotos y Propietarios de Aviones de Puebla A.C. (APPAPA).
En el texto, se da cuenta de que “el capitán Julián Dib reportó una falla mecánica grave a la torre de control del Aeropuerto de Puebla (en los municipios de Huejotzingo y Tlaltenango, Puebla), motivo por el cual anticipó un aterrizaje forzoso y que trataría de aterrizar en un camino, desgraciadamente no pudo llegar y su aeronave se impactó en una superficie de terreno”.
La APPAPA confirmó que el accidente, ocurrido este 25 de septiembre alrededor de las 11:00 horas, en que perdieron la vida Dib y su acompañante José Luis García Vázquez, cayó “entre el tramo carretero de Tecamachalco y Xochitlán”.
La organización envió también sus condolencias a las familias de las personas que fallecieron y califica a José de Julián Dib como “uno de los pilotos más capaces, sagaces y queridos que hemos tenido el gusto de conocer; quedará siempre con nosotros la imagen de un hombre bueno, entusiasta y carismático, siempre lleno de vitalidad y positivismo”.
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