Javier López Zavala no aprende la amarga lección que los poblanos le dieron el 4 de julio, cuando lo convirtieron en el primer candidato tricolor en perder la gubernatura. Nadie tiene duda de que se trata de un hombre con cualidades, pero su afición a engañar casi siempre termina explotándole en la cara. Ayer, los periódicos El Columnista y Milenio Puebla publicaron en sus primeras planas una fotografía de Enrique Peña Nieto y el excandidato tricolor en la que se muestren en franca camaradería supuestamente en el marco del V Informe del gobernador mexiquense. Tal imagen, sin embargo, es una farsa evidente; en las gráficas publicadas, así como en la columna “Garganta Profunda” de Arturo Luna, se observa al Golden Boy portando una corbata roja con líneas diagonales oscuras, mientras que en su Informe de Gobierno Peña Nieto utilizó un corbata roja con líneas diagonales blancas, como se pudo observar en televisión y periódicos el día de ayer. Lo mismo ocurre en la gráfica en la que Zavala supuestamente saluda a Manlio Fabio Beltrones, quien en medios nacionales apareció con una corbata verde y en las gráficas publicadas por El Columnista y “Garganta Profunda” luce colores diferentes. ¿Qué ocurrió? ¿Qué don Beltrones y el Golden Boy se cambiaron sus atuendos sólo para ir a saludar a Zavala? Por supuesto que no. Ahí se revela el engaño patético.
Las gráficas publicadas por tales medios existen, sí, pero no corresponden al V informe de Peña Nieto, sino al más reciente informe del gobernador Mario Marín ocurrido en enero de este año, y al que el mandatario mexiquense acudió como invitado especial portando… adivine… una corbata roja con líneas diagonales negras. En esa ocasión, cuando la derrota en la guerra por Casa Puebla se veía casi imposible, Javier López Zavala fue comisionado como escolta del Golden Boy para colgarse de su popularidad. Fue en esa ocasión que se tomaron las gráficas que ayer fueron publicadas, falsamente, como si hubieran sido captadas en Toluca tras la rendición de cuentas en el teatro Morelos.
Por supuesto, no es una casualidad en que esos tres medios se publicara una fotografía trucada para generar la falsa impresión de que Peña Nieto tiene una gran estima a Javier López Zavala. Que pese a la derrota, el más viable aspirante presidencial “lo tiene visto” para cosas importantes. Para simular un respaldo que no tiene con el objetivo de ganar puntos para quedarse con la dirigencia estatal del PRI, pese a que cuenta con el rechazo amplio de muchos priistas que lo han expresado a voz abierta, y otros muchos que callan esperando a que se termine el sexenio. En suma, que tiene un futuro político pese a que perdió la gubernatura por 10 puntos porcentuales cuando arrancó la contienda con 23 puntos de ventaja como él mismo lo expresó orgulloso. Es decir, que tiene la calidad moral pese a que en tan sólo tres meses de campaña se derrumbó 33 puntos y fue un orgulloso homofóbico. Resumiendo: que pese al amplio, amplísimo rechazo que generó entre el electorado urbano y switcher, puede encabezar la reconstrucción de lo que él mismo derrumbó.
Las fotografías trucadas evidencian un estilo de hacer política con la mentira en la mano y el autoengaño el que lo someten sus colaboradores cercanos. Veamos: arrancando la campaña Zavala enarboló encuestas inexistentes para presumir una ventaja, también inexistente, de 23 puntos sobre Rafael Moreno Valle. Cuando comenzó a caer, siguió pregonando los chorrocientos mil puntos de ventaja cuando encuestas serias indicaban que en la capital el PRI sufría una caída brutal y a nivel estado su delantera no llegaba a los cinco puntos. Incluso el mismo día de la derrota, Zavala se defendía arguyendo a Prospecta Consulting para defender una victoria de por lo menos ocho puntos cuando todas, todas las casas encuestadoras lo daban perdedor desde las tres de la tarde. Es cierto: Zavala pretendió engañar tan bien, que incluso él mismo terminó engañado.
Las dinámicas del poder son tristes de por sí, pero más cuando los consejeros áulicos son ignorantes de cabo a rabo. Modernos Calígulas elevan a rango de asesor al mejor de sus caballos. La operación de medios fue siempre criticada, en específico la presencia de Óscar de la Vega, autor de fallos tan memorables como aquel envío de la foto en pose de borracho que envió a la revista 360 grados de Alejandro Rodríguez y Zeus Muníve. Tantos errores y enemigos provocaron que Zavala lo enviara al área de propaganda, a donde únicamente llegó a protagonizar nuevos estropicios. ¿Quién no recuerda el look asiático que Zavala lució a lo largo y ancho del estado gracias a los infames espectaculares y pegotes que contrató para gastar tres pesos y robarse dos? ¿Las inservibles y deslavadas sombrillas? ¿Los inútiles aplaudidores?
Cierto: fue Óscar de la Vega quien envió las fotos trucadas a El Columnista, Milenio Puebla y Puebla Online. Una vez más, se le hizo fácil. Total, quién va ponerse a comparar la diferencia de corbatas. ¿Quién no quiere creer en la verdad oficial propagada por el zavalismo? ¿Por qué no sorprender a directivos de medios y a los ingenuos poblanos que todo se lo tragan? Todo, menos que el encarrilado Peña Nieto quiera tomarse la foto con un candidato perdedor.
Por estas y muchas razones más perdió Javier López Zavala la gubernatura. Por hacer del oficio de la política una mentira. Por rodearse de colaboradores de calidad tan pobre que no llega ni a ínfima. Pero la derrota no lo ha hecho aprender. Es verdad que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Un nuevo ridículo más a la larga lista que han protagonizado los zavalistas.
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