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sábado, 18 de junio de 2011

Que quiere el PRI?...


Con motivo del discurso del presidente Calderón en Stanford, en el que nuevamente criticó al viejo régimen, distinguidos priístas le reclamaron que siga insistiendo en el pasado, en lugar de atender los problemas del presente. A fin de cuentas, hace más de 10 años que el PRI no está en la Presidencia de la República.

La crítica de los priístas no está equivocada. Efectivamente, hace ya más de una década que ese partido no está en la Presidencia, y pasaron 12 años antes de que recuperaran el control de la Cámara de Diputados, que hoy tienen junto con su aliado (empleado, subordinado), el Partido Verde. Y éste, me parece, es el punto relevante que hay que analizar.

Desde 1997 no habíamos tenido un partido con mayoría simple en la Cámara de Diputados, de forma que no había quien pudiese modificar las leyes por sí mismo. Pero en 2009, el PRI, en la alianza mencionada, logró recuperar ese control. Tienen hoy 261 diputados, si no contamos a los siete de Nueva Alianza, de reciente acercamiento. Podrían modificar cualquier ley sin pedir permiso al Presidente, y no lo han hecho. Dos años después de haber ganado la elección intermedia como nadie había logrado desde 1997, el PRI no ha utilizado su mayoría para aprobar nada.

Esta decisión, no hacer nada, debería llamarnos la atención. Sabemos que el estancamiento en México es producto de un gobierno dividido, pero resulta que hay un partido que tiene mayoría en la Cámara de Diputados, de forma que podría gobernar desde ahí, y no lo hace. Y ese partido piensa que puede ganar la Presidencia en 2012, y posiblemente refrendar su mayoría en la Cámara. La pregunta es, ¿para qué quiere ganar?

Hay sólo dos explicaciones de por qué no decide nada el PRI en Diputados. Una es que, simplemente, no tienen idea de qué hacer; la otra, que sí saben lo que quieren hacer, pero temen que si lo muestran, sus posibilidades de ganar en 2012 se reduzcan. Si es la primera, estamos en problemas, pero si es la segunda, peor: significa que piensan hacer algo que la mayoría de los mexicanos no quiere, y por eso no lo hacen ahora, sino hasta después de la elección de 2012.

Cabe, sin embargo, otra explicación, y es que las leyes no dependen sólo de la Cámara de Diputados, sino también de la de Senadores. Y resulta que el PRI en el Senado tiene una visión muy distinta de la que tiene el PRI en la Cámara de Diputados. Si esto es así, entonces el problema es que el PRI no decide porque no puede hacerlo: a su interior no hay una idea común de qué hacer con México. Si ésta es la explicación, entonces tampoco se entiende para qué ganarían en 2012. A menos, claro, que supongan que una vez ganando la Presidencia, se pueda imponer la disciplina en el partido, y tanto senadores como diputados, gobernadores como alcaldes, todos se subordinen al Presidente.

Si ésta es la idea del PRI, entonces el discurso del Presidente recordando el viejo régimen no está nada descaminado. Si el PRI espera que la victoria en 2012 produzca disciplina al interior, en realidad lo que espera es la restauración del viejo régimen.

Como puede verse, o el PRI le apuesta a la restauración, o no tienen idea de qué quieren hacer con México. No hay otras explicaciones posibles. Tal vez por eso uno de sus precandidatos, Manlio Fabio Beltrones, es tan insistente en preguntar ¿para qué quiere el PRI regresar a la Presidencia?, mientras el otro es igualmente testarudo en no responder.

Si Peña Nieto dijese qué quiere hacer o, mejor aún, si lo hiciera a través de una Cámara de Diputados que le responde a él, enajenaría buena parte del voto, porque su agenda no la va a respaldar la mayoría de los mexicanos. Si esto no fuese cierto, hace rato que la mayoría priísta habría impulsado sus reformas.

Entonces: a) Peña Nieto no tiene idea de qué hacer con México; b) sí lo sabe, pero no puede hacerlo ahora porque perdería votos (es decir, su agenda no coincide con los intereses de la mayoría de los mexicanos); c) no es que no sepa, o pueda ser impopular, sino que no tiene el control del PRI, pero espera tenerlo cuando gane la Presidencia, es decir, espera restaurar alguna versión autoritaria.

No hay otras respuestas a la pregunta, de forma que hay que decidir entre éstas. Las tres, sin embargo, son sumamente preocupantes. Y creo que, a partir de esta evidencia, deberíamos tener claro qué quiere el PRI: la restauración autoritaria. ¿O me equivoco?

Macario Schettino

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