Como buen pastor protestante, el fundamentalismo de Andrés Manuel López Obrador ha operado sus primeros milagros: la sanación política de Manuel Bartlett Díaz, un político priísta que lleva una enorme carga de pecados políticos.
Por decisión directa de López Obrador, Bartlett será candidato a senador por Puebla con el registro del Partido del Trabajo, paradójicamente impulsado por Raúl Salinas de Gortari. Aunque más que un espacio político, Bartlett en realidad anda en busca de fuero que lo proteja de los cadáveres políticos que siguen guardados en sus roperos.
La lista de pecados de Bartlett que han sido perdonados por López Obrador en una sesión de purificación electoral es bastante amplia:
1.- El asesinato de Manuel Buendía, cuando se disponía a publicar nombres de políticos y funcionarios involucrados en 1984 con el narcotráfico. La investigación oficial inculpó a José Antonio Zorrilla Pérez, entonces director de la Federal de Seguridad, pero nunca interrogó a su jefe directo, Manuel Bartlett. Zorrilla era un funcionario de una cadena de mando. Bartlett siempre se disculpó con el argumento de que Zorrilla era gente de Fernando Gutiérrez Barrios, pero Miguel de la Madrid reveló que aun así Zorrilla dependía de Bartlett.
2.- Zorrilla fue despedido de la Federal de Seguridad en medio de dos asuntos: el asesinato de Buendía y el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar; pero también hubo un tercer punto: la queja de los EU, vía un reportaje en la primera plana del The New York Times, de que la Federal de Seguridad se había entregado al KGB soviético. Asimismo, el embajador John Gavin denunció que la DFS protegía al narcotráfico y había dado credenciales de la policía a los capos. Cuando la PGR recogió algunas de esas credenciales, Bartlett las pidió para corroborar su veracidad pero las desapareció.
3.- Por el narco y Camarena, Bartlett Díaz tiene abierto un juicio en los EU: U.S. 9th Circuit Court of Appeals: USA v ZUNO ARCE 9856770. Ahí aparece el nombre de Bartlett involucrado en el asesinato de Camarena. Por ese juicio Bartlett ya no viaja a los EU. En una declaración ante varios periodistas, el embajador Jeffrey Davidow afirmó que Bartlett sí podía entrar a los Estados Unidos; luego, con una sonrisa, agregó: “salir, quién sabe”. Entre que sí o entre que no, Bartlett evita cruzar el espacio aéreo de los EU porque el gobierno estadunidense tiene facultades para bajar cualquier avión.
4.- Como secretario de Gobernación, Bartlett fue el operador del fraude electoral en las elecciones de gobernador de Chihuahua en 1986 y se negó a la anulación que le pidieron los intelectuales más reconocidos, entre ellos Carlos Monsiváis, Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín. Bartlett justificó la operación electoral porque el PRI no podía entregarle el poder a la reacción panista y por ello esa decisión se conoció como un “fraude patriótico”. En las elecciones de 1992 el PAN ganó con el candidato de 1986: Francisco Barrio.
5.- En 1988 Bartlett fue el secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral que operó la elección que le quitó votos a Cárdenas para pasárselos a Carlos Salinas. Fue la elección de la “caída del sistema”. En el fondo, Bartlett aplicó el modelo Chihuahua: impedir la pérdida de poder para el PRI; pero la vida está llena de sorpresas: Cárdenas fundó el PRD catapultando hacia adelante el fraude de 1988 y en este 2012 el candidato presidencial del PRD, López Obrador, le dio la candidatura a senador poblano a Bartlett por el PT pero como parte de la alianza DIA PRD-PT-Movimiento Ciudadano-Morena.
6.- La candidatura de Bartlett a gobernador de Puebla fue operada nada menos que por Joseph-Marie Córdoba Montoya por el interés especial de Salinas; fue, por tanto, una candidatura de dedazo de Salinas. Córdoba se reunió en Puebla con las “fuerzas vivas” y ahí dio la orden de hacer gobernador a Bartlett. Por ello, el dedazo de López Obrador a favor de Bartlett no sería el único en su vida; eso sí, habla de que su acceso a cargos de poder fueron en el estilo político de las imposiciones priístas.
7.- Como gobernador, Bartlett operó el fraude electoral en la elección municipal de Huejotzingo, Puebla, en 1996; la Secretaría de Gobernación de Zedillo tomó la decisión de deponer al alcalde priísta. Sin el poder del apoyo presidencial, Bartlett ya no pudo manejar ningún fraude electoral.
8.- El pensamiento político de Bartlett es el típico priísta del viejo régimen. En un texto publicado en la revista Pensamiento Político, editada por el PRI, Bartlett afirmó en 1967 que el presidente de la república “automáticamente es el líder del PRI” y por ello “está en posición de orientar a la mayoría de la Cámara de Diputados, al Senado de la república, a las gubernaturas de los estados y a la mayoría de los gobiernos municipales”. Por tanto el presidente de la república “encarna ante los ojos del pueblo los principios impuestos por las armas y que hoy son corrientes de opinión mayoritaria”. De ahí que Bartlett vea en López Obrador la rencarnación del presidencialismo priísta.
9.- Bartlett renunció al PRI no por el abandono de su historia sino porque fue derrotado en las elecciones internas del 2000 para escoger candidato presidencial y porque quedó en los últimos lugares. Eso sí, como parte de su campaña interna, Bartlett dijo que el PRI “sí utilizaría” los programas Progresa, Alianza para el Campo y el Ramo 33 “para ganar la presidencia”.
10.- Bartlett ha criticado severamente a los gobiernos priístas que instalaron el neoliberalismo en México, pero trabajó directamente en el gabinete presidencial de los dos gobiernos que entronizaron el neoliberalismo: Miguel de la Madrid y Carlos Salinas; por ello fue cómplice moral y político del viraje del PRI.
A pesar de este historial, Bartlett ya fue purificado por el predicador López Obrador y lo convirtió en acólito de la república amorosa. Lo que queda por aclarar es si López Obrador es un profeta, el Niño Fidencio de la política perredista o apenas el pícaro Anacleto Morones del cuento de Juan Rulfo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario