A Rafael Moreno Valle lo persigue la suerte. En tiempos en que las grandes marcas automotrices sufren francas crisis como las protagonizadas hace un par de años por General Motors y Chrysler, la armadora germana Volkswagen está dispuesta a tirar la casa por la ventana para convertirse en la número uno del mundo y desplazar a la japonesa Toyota. Según anunció el Consejo de Administración de la firma, invertirán 71 mil millones de dólares en los próximos cinco años, y uno de los puntales de la arriesgada estrategia es construir una nueva planta destinada específicamente al segmento de autos de lujo Audi. ¿Y qué cree? Que la ciudad candidata para albergar la nueva planta es Puebla precisamente, porque el objetivo es inundar Estados Unidos con vehículos de los cuatro anillos. Sin duda es una oportunidad histórica para el gobernador electo, pues el logro de atraer tal planta lo situaría en la misma tesitura del logro de los años 60, cuando se amarró la presencia de los alemanes, que al paso de los años se convirtieron en el pulmón económico de la entidad. Apenas hace unos meses lamentábamos la desidia del gobierno marinista, que dejó escapar una inversión millonaria para construir una planta de motores que finalmente fue a parar a Silao, Guanajuato. Tomado por sorpresa unos días después de su victoria, Moreno Valle afirmó que no tuvo tiempo para cabildear con los directivos de la planta. Hoy tendrá la oportunidad, pues la gran inversión de Volkswagen coincidirá con la mayor parte de su sexenio.
Conseguir parte de los 71 mil millones de dólares que Volkswagen planea invertir para destronar a Toyota puede ser el gran proyecto económico del sexenio morenovallista. Por supuesto, bastaría con lograr atraer la planta Audi, pues inmediatamente habría una derrama económica en empleos directos e indirectos, y reforzaría la posición de Puebla como un clúster automotriz. La tarea, sin embargo, no es sencilla. Para convencer al Consejo de Administración asentado en Wolfsburgo, Moreno Valle deberá desplegar un gran cabildeo porque otros países, incluso el mismo estado de Guanajuato, pelearán con uñas y dientes tal inversión; además de aprovecharse de la posición geográfica privilegiada, un hecho que ya no garantiza inversiones, como lo demostró la planta de motores, deberá acelerar los puntos débiles de la competitividad estatal señalados por el IMCO.
Primero deberá definir los puntos esenciales de la red carretera que dan acceso al DF. Moreno Valle ha cabildeado recursos para la autopista de los volcanes Metepec-Milpa Alta, pero hasta el momento no se ha pronunciado sobre los Libramientos Norte —concesionado por el marinismo a OHL— y el Poniente. Ambas vías son absolutamente necesarias, pero el hecho de que hasta el momento no se haya liberado el derecho de vía implica un riesgo jurídico por el que la nueva administración podría cancelar las concesiones de acuerdo con los requisitos del título.
Parte del cabildeo necesario será ablandar al Sindicato Independiente de la planta, pues además de la indolencia marinista para ofrecer un terreno adecuado y exenciones fiscales, el colectivo de trabajadores representado por Víctor Cervantes jugó un papel fundamental para enviar la planta de motores a Silao. Moreno Valle deberá convencer a los trabajadores de convertirse en facilitadores y no en obstáculos para la inversión, una idea que parece sencilla de entender pero que requiere de incentivos desde el gobierno.
Pablo Rodríguez Regordosa, visible titular de Economía en el próximo sexenio, tiene un gran reto entre las manos: diseñar desde ahora el plan estratégico para ganar la planta de Audi. Localizar el terreno, preparar un esquema de incentivos fiscales y lanzarse a la misión comercial a Wolfsburgo para convencer al Consejo de Administración de Volkswagen AG para que Puebla sea partícipe del plan estratégico para destronar a Toyota.
Moreno Valle tiene un oportunidad histórica, de esas que sólo se tienen cada 50 años. Amarrando tal inversión tendría su nombre grabado en la historia de la entidad como uno de los mejores gobernadores que se recuerden. A diferencia de lo ocurrido con la planta de motores, dispone del tiempo suficiente para realizar su cabildeo y reparar algunas variables de la competitividad necesarias para convencer a los alemanes, sumados al plan ambiental en Valsequillo y la generación de un clúster inmobiliario, tampoco será tan difícil hacerlo.
El columnista de Milenio, Carlos Mota, lo advierte bien: Puebla es la ciudad candidata, pero lo peor que puede ocurrir es que los políticos se queden mano sobre mano. Así lo señaló ayer en su columna “Cubículo Estratégico”: “México es de esos países donde los políticos son más bien reactivos al mundo de los negocios. Si bien nos va, serán los directores de VW de México —o personalísimamente Thierry Lespiaucq— quienes detonen primero la ‘captura’ veloz de esa inversión. Los políticos reaccionarán meses después. Quizá para mediados del 2011 algún burócrata en un estado fronterizo dejará la grilla a un lado y empezará a leer por ahí que VW tiene dinero y que busca destinos de inversión. Puebla es un estado que parece tener una vocación ‘natural’ para seguir capturando los dineros de la alemana en México. Pero, ¿es suficiente? ¿No valdría la pena proponer a esta corporación el establecimiento de una planta completa de Audi en el país, para surtir a todo el gran mercado estadounidense?”.
Parece difícil que Moreno Valle pierda esta gran oportunidad. Pero desde ahora debe poner manos a la obra.
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