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sábado, 20 de noviembre de 2010

La casa de los Serdán

La llamada Casa de los Serdán se ubica en la antigua calle de la Portería de Santa Clara (hoy 6 0te.) que delimita el costado norte del propio convento de las Clarisas, en el ahora denominado Centro Histórico de la ciudad Puebla de Zaragoza.



Al respecto el Dr. Hugo Leich señala en su obra Las calles de Puebla:

La cuadra se designa por la Calle de la Portería de Sta. Clara en las ordenanzas de Flon (1796), en la Lista de 1850 así como en los planos y nomenclaturas del siglo XX. Otro nombre era Calle del Costado de Sta. Clara, que se lee en el padrón de 1832, los planos de Ordoñez (1849), de Ponce (1856) y de Careaga (1856-1883).

Las demás calles que rodean a la casa son Mesones al norte (hoy 8 Ote.), del Espejo al este (hoy 4 Nte.) y Santa Teresa al oeste (hoy 2 Nte.)

Miguel Lerdo de Tejada en su libro Memoria sobre la Secretaría de Hacienda Publica señala que las ocho propiedades aledañas al convento de Santa Clara entre las que se encuentra la Casa de los Serdán, pertenecieron a dos congregaciones religiosas: las clarisas y las concepcionistas. Las propiedades de las concepcionistas las compra Cosme Furlong, mientras que las de las clarisas las adquiere Agustín G. Tejada. En estas últimas, al parecer, es donde se erige la Casa de los Serdán.

La casa llegó a manos de los Serdán a través de Natalia Serdán, quien la recibe como parte de la herencia de su marido. Hoy sabemos que nunca perteneció a Aquiles y que esta denominación le viene de los días inmediatos a la batalla del 18 de noviembre de 1910, cuando los periódicos de la época la señalaban como la “casa de Aquiles Serdán”.

La casa de los Sevilla Serdán
Como mencioné, la casa llega a manos de los Serdán por Natalia, la menos conocida de los hijos de Manuel Serdán y María del Carmen Alatriste.

Para 1901 Natalia ya casada con Manuel Sevilla, va a vivir a la casa en compañía de su marido y sus primeros tres hijos.

Según lo redactado en el libro de Jesús Flores Sevilla, la llamada Casa de Los Serdán:

…rumbeada a cuatro puntos religiosos. Al frente Santa Clara, atrás Santa Teresa, al oriente San Cristóbal y al poniente Santo Domingo. Los materiales, tabique en los techos y tepetate en los muros. Éstos, recubiertos con argamasa blanqueada, se adornaron en sus puntos sobresalientes. Escaleras y balcones, marcos de ventanas y el portón, con piedra labrada; el suelo de los dos patios, de corte mediterráneo, cubierto con la misma piedra. Se proyectó según las plantas tradicionales. Distribuidas alrededor de dos patios, las piezas -cuarenta y dos- formando cuatro departamentos, cada uno con un gran brasero de azulejos blancos. La mandó construir Soledad Rosales Villafaña, esposa del licenciado Manuel Sevilla Miranda, el año de 1890. Al empezar nuestro siglo (XX) sus dos pisos se habían concluido del todo. Sin embargo, ella nunca llegó a habitarla. Su hijo, el licenciado Manuel Sevilla Rosales, que quería mucho esta casa por haberla mandado construir su madre, adquirió de sus hermanas los derechos hereditarios que les correspondían, y en 1901 se la regaló a su esposa.

Si bien la descripción de la casa se ajusta a la realidad, no es exacta en cuanto a la fecha de construcción y pertenencia a los Sevilla Serdán, ya que en los documentos notariales existentes se señala que para el año de 1875, quince años antes de lo señalado por Flores Sevilla, la casa ya había sido construida y pertenecía al señor Francisco Gómez y Saravia, (a la sazón, esposo de la señora Dolores Furlong, pariente de Cosme Furlong, quien, como vimos, aparece en la ley de Desamortización de los Bienes eclesiásticos como comprador de cuatro propiedades en la calle de la Portería de Santa Clara pertenecientes al convento de la Concepción).

La escritura suscrita por Francisco Gómez y Saravia y Manuel Sevilla Miranda, dice al respecto:

El señor Gómez y Saravia adquirió en fuerza de los convenios que denuncia la escritura de cuatro de marzo de mil ochocientos sesenta y cuatro que autorizó el escribano Don Gregorio Sandoval y formalizó don Juan Francisco Ávalos. (…) la casa número cuatro de la calle del Costado o Portería de Santa Clara de esta ciudad, con frente al sur por donde tiene su entrada, y linda por sus extremos de oriente y poniente con las números seis y dos de la misma calle; finca que adquirió el señor Francisco Gómez y Saravia por escritura de cuatro de marzo de mil ochocientos sesenta y cuatro, autorizada por el notario Don Gregorio Sandoval, teniendo en la propia casa el señor Licenciado Don Agustín García Tejeda el derecho de habitación (durante su vida) de un departamento compuesto de cuatro piezas que entonces ocupaba sin pagar renta ni cosa alguna, conforme a escritura de once de abril de mil ochocientos sesenta y uno; con esa servidumbre la casa de referencia por permuta pasó a ser propiedad del señor don Manuel Sevilla quien dio por ella al señor Gómez Saravia la casa número uno de la calle de Santa Teresa, calculada en cuatro mil pesos y dos mil pesos en efectivo que forman la cantidad de seis mil pesos en cuyo precio compró el señor Sevilla la expresada casa número cuatro de la Portería de Santa Clara, habiéndose transmitido recíprocamente una y otra casa, libres de toda responsabilidad.

Así hoy sabemos, por un lado, que la casa existe antes de 1890, fecha mencionada por Flores Sevilla como de su construcción, y, por el otro, que a partir de 1875 pertenece a Manuel Sevilla Miranda, futuro suegro de Natalia Serdán Alatriste, hermana de Carmen, Aquiles y Máximo.

Curiosamente la casa pasará a manos de los dos siguientes propietarios: Manuel Sevilla Rosales y Natalia Serdán Alatriste Vda. de Sevilla a través de sendos juicios de intestado.

En el primero de ellos, la muerte de Manuel Sevilla Miranda, suegro de Natalia Serdán, da pie al juicio de intestado promovido por su viuda, Paula Huerta de Sevilla esposa de éste en segundas nupcias.

El subscrito notario (J. Sánchez M.), certifica que en los autos de intestado del señor Don Manuel Sevilla (Miranda), obran la constancias que en lo conducente copio enseguida. Puebla, quince de noviembre de mil novecientos (…) que la señora Doña Paula Huerta de Sevilla (…) denuncia en su anterior escrito el fallecimiento del señor Don Manuel Sevilla para que se abra y prosiga el juicio universal de sucesión del referido señor: (…) que se mande hacer saber el auto de apertura a los hijos del primer matrimonio del autor de la herencia, para los efectos legales; y que se tenga por presentada en nombre propio y de su hija, deduciendo derechos a la herencia para que a su tiempo se haga la declaración correspondiente de herederos.

Los herederos convocados del primer matrimonio de Manuel Sevilla Miranda fueron: Manuel Sevilla Rosales, Soledad Sevilla de Mier, Dolores Sevilla de Guarneros, Guadalupe Sevilla Vda. de Rueda, Luis Sevilla Rosales y Carlos Sevilla Rosales. Asimismo, se convocó a los Defensores de los fondos de Instrucción Secundaria y de la Beneficencia Pública y Escuela de Artes y Oficios, y al Agente segundo del Ministerio Público.

El inventario de los bienes de Manuel Sevilla Miranda era cuantioso y totalizaba entre inmuebles, pagarés a favor y muebles, la suma de cincuenta y ocho mil trescientos ochenta y seis pesos con setenta y un centavos, en una época en la que un obrero calificado ganaba entre cincuenta centavos y un peso por jornal.

Lo más destacado de la herencia de Sevilla Miranda lo constituían sus inmuebles, bienes raíces como se les denominaba entonces:

La casa número nueve de la calle de Santa Clara.

La casa número siete de la propia calle de Santa Clara.

La casa número uno de la calle del Espejo.

La casa número cuatro de la calle de la Portería de Santa Clara.

Dichos inmuebles costaban en conjunto cuarenta y ocho mil pesos. De estos cuatro inmuebles el de mayor precio era la casa de la Portería de Santa Clara, valuada en el año de 1900 en catorce mil pesos.

Como mencioné antes, ya en 1901 el abogado Manuel Sevilla Rosales adquiriría, por herencia, la casa marcada con el número 4 de la Portería de Santa Clara, como hogar de su familia formada entonces de tres hijos y su esposa Natalia. Al parecer Carmen Serdán también se va a vivir con ellos en esos años.

En 1907 muere Manuel Sevilla Rosales y la casa se convierte en propiedad de Natalia y sus ya entonces cinco hijos. Para 1909 los cuatro hermanos Serdán, su madre María del Carmen Alatriste, los hijos de Natalia y los hijos de Aquiles habitan todos juntos en ella.

La Casa de los Serdán consta, grosso modo, de dos plantas y dos patios que albergan cuarenta y dos habitaciones y, en términos generales, se apega a la regulación vigente de construcción de la época.

Su distribución arquitectónica resultaría más que afortunada para el momento en que la habitan las tres familias Serdán: Alatriste, Sevilla y Del Valle, un año antes del levantamiento armado revolucionario del 18 de noviembre de 1910.

Asimismo, la casa resultará idónea para la defensa revolucionaria pues se erige como una pequeña fortaleza cuyo único acceso franco en un combate lo constituía la azotea, misma que el día del enfrentamiento con las fuerzas porfiristas poblanas fue resguardada fuertemente por Máximo Serdán y sus correligionarios.

Para el momento de la batalla de 1910 los Serdán no son los únicos que viven en la casa pues los departamentos de la planta alta son habitados por dos familias en calidad de inquilinos.

De tal suerte, los Serdán ocupan el ala derecha (este) de la planta baja de la casa, desde el balcón de entrada hasta el final del segundo patio donde se encuentran la cocina y el baño. De acuerdo a los testimonios de los demás inquilinos, los Serdán utilizan seis habitaciones de la casa, incluidas entre éstas la sala, el comedor, la cocina y el baño ya referido.

La planta alta estuvo ocupada, en su departamento del ala izquierda por el español Manuel Pérez Díaz, su esposa Marina de la Rosa, dos sirvientas Encarnación Flores y Manuela Mendoza, la cocinera Sacramento Ceballos y al parecer un par de hijos.

El departamento del ala derecha lo ocupaba el poblano Miguel Rojas, su esposa Lucía Nieto y su sirvienta Catalina López.

Asimismo, en el segundo patio habitaba la señora Rosario Saldaña en un cuarto prestado a ella por la familia Rojas Nieto, y un portero al parecer de nombre Miguel Pérez.

Tanto la señora de Pérez Díaz como la señora de Rojas y la señora Rosario Saldaña, cuentan que Los Serdán, todos ellos, habitaban la planta baja del lado este de la casa.

Finalmente, en el segundo patio se encontraban los cuartos de servicios y la cochera, así como las escaleras de acceso al corredor de las habitaciones de la planta alta y a la azotea.

La batalla
Esta casa fue el escenario de la batalla del 18 de noviembre de 1910, con la que se inicia la fase armada de la Revolución Mexicana. En dicha batalla, de la que nos ocuparemos en un reportaje posterior, se causaron grandes destrozos tanto a la casa de los Serdán como a las contiguas.

En la edición del 20 de noviembre de 1910 el periódico El Imparcial da cuenta de ello:
La casa de Serdán no es muy antigua, o al menos se le ve nueva por haber sido reformado su estilo. Tiene dos patios, en el primero de los cuales se libró la descarga en la que pereció Cabrera, y en el segundo llama la atención el hacinamiento de muebles, colchones y almohadas, con los que los amotinados prepararon sus trincheras. Todos estos objetos se ven semidestrozados y con manchones de sangre.

En los departamentos bajos del lado derecho y en los patios, existen grandes cantidades de pescado seco. En la parte opuesta se hallan las habitaciones.

En la sala, cercana al zaguán, se ven sillas fragmentadas, pedazos de un plano, cuadros y papeles regados por la alfombra y espejos perforados por las balas que penetraron al interior después de clarear los cristales de las ventanas.

Sobre un mueble se veían cajas vacías de parque de los fusiles “winchester” y pistolas “parabellum”; bastones con verduguillo, naipes y botellas vacías. Todo esto presentando el mismo aspecto de un cuartel en campaña.

De la sala siguen las recámaras, la primera destinada a la esposa de Aquiles, según lo denunciaban los roperos con sombreros de señora y otros artículos. Los muebles se hallaban destruidos.

A continuación estaba la recámara de (Aquiles) Serdán, también en el más completo desorden. Más adentro se veían el comedor, la cocina y el cuarto de baño, a donde fue conducido Fregoso.

Los muebles de la casa eran bastante buenos, y algunos, aunque antiguos, denunciaban una fina factura.

Donde se ocultó (Aquiles) Serdán fue en una pieza contigua al comedor.

Después de la batalla la casa quedó desocupada totalmente y bajo custodia de la policía. En algún momento del primer trimestre de 1911 la casa es devuelta a Natalia Serdán, pues en mayo de ese año se publica una nota periodística que señala que el pueblo vitorea a la familia Serdán a las afueras de la casa.


Recuperada la casa, la propia Natalia inicio un juicio de indemnización por los daños provocados al inmueble ante la Comisión Consultiva de Indemnizaciones establecida por el gobierno de Francisco I. Madero en 1912, cuyo documento inicial dice:

Juzgado de Distrito. Estado de Puebla. Núm. 9, Año 1912. Civil.
Señor Juez de Distrito.

Natalia Serdán de Sevilla, ante usted respetuosamente como mejor proceda expongo: que para justificar ante la Comisión Consultiva de Indemnizaciones establecida en la capital de la República, los daños que sufrí en el asalto que tuvo lugar en mi casa situada en el número cuatro de la calle de la Portería de Santa Clara (hoy Mártires) de esta ciudad de Puebla, con motivo de los acontecimientos que se desarrollaron el día dieciocho de noviembre de mil novecientos diez de una manera pública y notoria, vengo a suplicar a usted que, con citación del Ministerio Público, se sirva recibirme a información de testigos que rendiré el día que usted tenga a bien designar, al tenor del interrogatorio que acompaña y que una vez recibida esa información se sirva Usted entregarme las diligencias originales para presentarlas ante dicha Comisión.



Protesto a usted mis respetos
Puebla 27 de abril de 1912.

Para fundamentar la denuncia Natalia recurre al auxilio y apoyo de dos de sus familiares, Cándido Mier su concuño político y Baraquiel Alatriste su tío paterno, quienes, en compañía de otros tres testigos, buscan demostrar la pertinencia de la indemnización solicitada.

El desarrollo de las actuaciones judiciales permite conocer detalles de la casa, de las familias Serdán y sus parientes, siendo los más destacados: 1) Que los muebles de la casa tenían un valor conjunto de unos diez mil pesos y que estos fueron destruidos totalmente durante el asalto a la casa por la tropa; 2) Que la casa misma fue dañada no sólo por la batalla sino que durante el cateo posterior al cese el fuego fueron destruidos muros y pisos; 3) Que de uno de los roperos fueron robados seis mil pesos pertenecientes a Natalia; 4) Que tan sólo las restauraciones del primer piso de la casa costarían alrededor de quinientos pesos, y 5) Que desaparecieron alhajas de las mujeres Serdán por valor de más de cuatro mil pesos.

El juicio de indemnización se interrumpe con la muerte de Francisco I. Madero y la consecuente desaparición de la Comisión creada al respecto y al parecer nunca es entregado a Natalia ningún tipo de compensación o pago por los daños causados a la casa.

Testimonios fotográficos posteriores al término de la revolución (1930-1932) muestran a la casa siendo habitada y con la presencia de comercios en las habitaciones que lindan con la acera, lo que hace suponer que Natalia o sus herederos obtienen algún tipo de beneficio de ella.

Los últimos propietarios vivos de los que tenemos conocimiento fueron la familia Sevilla Torres, formada por Manuel Sevilla Serdán, hijo de Natalia, y Ana Teresa Torres.

A la muerte de Manuel su viuda Ana Teresa cede “a título oneroso y sin reserva” a la Secretaría de Patrimonio Nacional las últimas dos sextas partes de las que aún era dueña la mencionada familia, el doce de julio de 1960.

En noviembre de ese 1960 se inauguró como Museo Regional de la Revolución Mexicana. Este 2010 cumple sus primeros 50 años como museo.

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