Después de dos horas de debate para descifrar si el universo tiene un fin concreto y sobre si Dios existe o no, ateos y teístas llegaron a la conclusión de que no existe una manera científica de probar ambos cuestionamientos, aunque ello no representa que no tengan una respuesta afirmativa.
El punto cumbre de la discusión fue expuesto por Michio Kaku, quien durante el evento fue calificado como el promotor científico más importante de época contemporánea, pues señaló que tanto los ateos como los creyentes están equivocados en sus teorías. Explicó que la ciencia se basa únicamente en enunciados que puedan comprobarse, sin embargo la existencia de un ser supremo no es algo que sea tangible, por lo que la discusión nunca tendrá fin.
Citó una teoría del científico Albert Einstein que señalaba que existen dos tipos de Dios: el de la venganza, el del castigo a los fariseos y el de Jacob y de Moisés.
Y el creador del universo, de la luz y de la belleza, que no puede probarse pero que no significa que no exista.
Tanto ateos como creyentes coincidieron en que si Dios no existe, no hay un propósito para el universo y por ende para la vida.
Michael Shermer, quien preside la revista “Escéptico”, argumentó que el universo no tiene un propósito pues los seres humanos son “sólo polvo de estrellas”.
El científico Richard Dawkins consideró que la idea de que Dios sí existe se origina en el encanto que las personas tienen y la idea cerebral de encontrar un propósito de todo y en todas partes, lo cual es un gran logro de la ciencia.
No obstante, para David Wolpe el cuestionamiento constante que los seres humanos tienen acerca del propósito del universo, es muestra de la existencia de Dios pues es él quien da a los seres humanos capacidades como la conciencia y el raciocinio.
“La evidencia de la existencia de Dios es rica y compleja; el solo el hecho de pensar que si el universo tiene un propósito, es muestra de que Dios nos permite pensar en ello”, refirieron los teístas
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