Las delicias del sorteo

Ejem.

Ejem.

Para leer al periodista Raymundo Riva Palacio primero hay que leer la onerosa cita de mi adorado Mario Alberto Mejía.

Y como diría mi maestro del oficio: “Hay que leerlos”:

“El periodista Raymundo Riva Palacio es tajante (…) ‘Iniciativa México tuvo éxito en su primera edición. El proyecto altruista de los principales medios de comunicación tuvo una gran convocatoria y navegó con discreción los mares turbulentos…’”.

Ja, ja, ja.

¡Es una broma!

Tátara-rantataran (léase en tono circense).

Muacks.

Perdón, jefe, no me pude resistir.

**

A escasos días de celebradas las elecciones del pasado 4 de julio, el entonces candidato a la gubernatura de la alianza Puebla Avanza, Javier López Zavala, decidió apapachar a las personas que le apoyaron durante la intensa campaña y la burda precampaña.

El frustrado delfín marinista comprendió que muchos “zavalistas” trabajaban jornadas pesadísimas sin recibir un peso a cambio.

Que lo hacían de puritito corazón y con la esperanza de estar en la nómina del sexenio venidero.

López Zavala, hombre de buen corazón y de nobleza probada (¡miau!), propuso ante su equipo más cercano hacer algo para la muchachada que todos los días salía a la calle a tratar de convencer a los despistados de votar por la continuidad del marinismo.

¿Una fiesta?

¿Un gran baile?

¿Una comilona?

¿Una barbacoa?

¿Un viaje al paradisíaco puerto de Acapulco?

Fueron las ideas que más retumbaron en la cabeza del pijijiapeño.

Un día soleado, en pleno mitin, tuvo una epifanía.

¡Un AAAAAUTOOOOO!

¡Un AAAAAUTOOOOO!

¿Qué mejor premio para brigadistas-jóvenes-priistas-jornaleros que el sorteo de un carro n-u-e-v-e-c-i-t-o?

Cero kilómetros.

De marca alemana.

Medianamente austero.

Color blanco.

Yaaaa, a poco si?

¡Padrísimo!

**

En la intimidad del búnker, López Zavala expresó su intención de rifar un vehículo entre los jóvenes que apostaron por su proyecto político.

Obvio, ninguno de los presentes refutó la idea del expoderosísimo candidato.

El hoy secretario adjunto mil ocho mil del Comité Ejecutivo Nacional avisó a la mayoría de sus simpatizantes sobre el sorteo del automóvil último modelo.

Los jovenzuelos enloquecieron.

Hasta doblaron sus horarios de trabajo electoral para demostrar su compromiso con el oriundo de Chiapas.

Oh, my God!

¡Cuánto sudaron!

¡Cómo hablaron!

¡Cuánto caminaron!

¡Cómo pelearon!

**

López Zavala dejó la organización del sorteo al hombre de todas sus confianzas: Óscar de la Vega.

—Óscar, tú comprar Yetta del año y rifarlo con amigos.

—Sí, Javier. ¿Algún color en especial?

—No importar.

—¿Blanco, te parece?

—Sí.

—¿Austero, verdad?

—Sí, tú comprar y rifar en dos días. Yo no poder ir, estar ocupado.

—Sí, Javier, cómo tú mandes.

—Gracias.

**

Llegó el día del sorteo del automóvil.

Los zavalistas morían de ansias y nervios, mientras veían sus boletitos girar en la tómbola.

Ññññ.

Ññññ.

Establecieron las reglas.

El tercer boleto sería el ganador del vehículo.

—¡Que pase la mano santa! —gritó Óscar de la Vega.

—Primer número descartado: 4328243 de Fulano de Tal.

—¡Bravooo!

—Segundo número descartado: 956534 de Mengano de Tal.

-¡Bravooo!

—Ahí viene el bueno.

—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

—El ganador de un auto es…

…

—Es… el número 942345 que corresponde a…

—…

—El ganador es…

—¡Óooooooooooooscar de la Vega!

¿Qué, qué?

¡Esa es suerte, caray!

Of course, el Jetta blanco yace estacionado junto a su Mini Cooper (también adquirido en la campaña con los pesitos que sobraban de la contratación de publicidad).

¡Felicidades!

Selene Ríos Andraca