Le pasó a Napster, Audiogalaxy, Grokster, Morpheus, Kazaa,… Y hace unas horas, a LimeWire. La RIAA ganó en los tribunales un mandato por el que LimeWire debe dejar de operar tal como le conocíamos y evitar que sus usuarios compartan contenido protegido por copyright.
El proceso tiene años de historia, pero fue en mayo de este año cuando un juez determinó que LimeWire es responsable de violar el copyright de compañías como… Bueno, ya todos sabemos quiénes son y que se reúnen a tomar el té en el Club de la RIAA. El punto es que LimeWire, según el juez:
1.Es consciente de los delitos cometidos por sus usuarios.
2.Se esfuerza en atraer más usuarios.
3.Se esfuerza en permitir y ayudar a sus usuarios a cometer delitos.
4.Depende de que sus usuarios cometan violaciones de copyright para mantener con éxito su negocio.
5.Falla en mitigar tales actividades delictivas.
LimeWire es con mucha probabilidad el cliente P2P más utilizado en internet —y gran heredero de las glorias del protocolo Gnutella— por lo que las consecuencias de su caída pueden ser significativas. Ahora mismo millones de usuarios estarán migrando hacia otras redes.
Quizá el Club de la RIAA piensa que los usuarios —y los hackers— se quedarán con los brazos cruzados, tranquilos, luego de haber aprendido una valiosa lección tecnológica-moral. Sí, cómo no. Los grandes productores de contendio ignoran que Internet se regenera a sí mismo en nuevas y más sofisticadas redes y que las vacunas legales sólo son efímeros paliativos. La historia lo confirma: unas redes mueren mientras otras nacen. Es natural. Es evolutivo. Autoregenerativo. Así es Internet por diseño; desde sus entrañas. Lo quieran, o no.
Así que si LimeWire puede formular con éxito un nuevo modelo de negocios, que si revive en forma de un servicio de paga, que si Mark Gordon —el CEO— recibirá una multa sin precedentes a inicios del siguiente año, para mí es irrelevante. Eso es centralizado y le compete a unos pocos. Lo que importa a todos en Internet es compartir, que más allá de lo utópico que pueda sonar, la verdad es que es el juego que todos jugamos cuando nos conectamos a ella.
Señores que pretenden ser dueños de internet, ¿quieren desaparecer las tecnologías P2P de una vez y para siempre? Se me ocurre algo: construyan un vehículo como éste para regresar a los albores de los 60’s, hablen con Licklider, Baran y compañía. Persuadan —¿induzcan?— a esos científicos de centralizar internet. Reescriban el ahora. Punto.
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