El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Puebla y Tlaxcala (FPDTA) señaló que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) del gobierno federal avaló el manifiesto de impacto ambiental del libramiento norte de la ciudad de Puebla a pesar de que 40 de los 48 impactos que tendrá su construcción son negativos.
Aunque la edificación de la vía de 34.8 kilómetros que va de San Miguel Xoxtla a Amozoc tendrá consecuencias en 12 especies animales, en nueve de aves y 14 de árboles, la dependencia federal dio su consentimiento, pues estos son “mitigables” y por lo tanto el proyecto es “factible”.
A esto se sumó que la empresa constructora Alter incrementó su presión para que los campesinos y colonos de 30 poblaciones vendan su tierra a precios que van de los 150 a los 300 pesos por metro cuadrado, dependiendo del lugar.
Sin embargo, Alter sólo se compromete a pagar 10 por ciento como “adelanto” y el resto a liquidarlo una vez que esté concluido el libramiento.
Sólo ha pagado el total de la venta a una mujer de Tlaltepango, Tlaxcala, a quien le entregó 7 mil pesos por haber vendido unos mil 700 metros cuadrados de su propiedad, la cual fue adquirida por Alter a 4 pesos por metro cuadrado, aunque para el libramiento carretero sólo se ocupará menos de 10 por ciento de esa extensión.
Durante una reunión que se llevó a cabo este domingo en San Sebastián de Aparicio, junta auxiliar al norte del municipio de Puebla, los integrantes del frente señalaron que han sido varias las ocasiones en las que han advertido a los representantes de la empresa que no venderán su propiedad, por lo que es mejor que no insistan.
No obstante aseguran que el rumor de un próximo inicio de trabajos aumentó la alerta de la población, ya que comienza a crecer la inconformidad y no descartan que exista un escenario violento.
Además, el trazo de la carretera continúa generando malestar en los municipios tlaxcaltecas de San Pablo del Monte y Tenancingo, pues sus autoridades insisten en que el estado de Puebla está agrediendo la soberanía de estos lugares al no respetar los límites territoriales.
De hecho, la semana pasada autoridades del ayuntamiento de San Pablo de Monte retiraron las marcas que había colocado la empresa española OHL en varios predios de esa demarcación, como respuesta a la indignación de los ciudadanos contra la obra.
Para los opositores, el impacto ambiental no sólo “es una burla” sino que se trata del aval que hace el gobierno federal a algo que nunca fue solicitado y que, “como siempre” sólo sirve para favorecer los intereses particulares de un grupo de empresarios que serán los beneficiados con la carretera.
¿Y el agua?
De acuerdo con la manifestación de impacto ambiental, el libramiento cruzará sobre un río –el Atoyac–, 49 barrancas y un dren, pero no considera daños a los cuerpos de agua ni escurrimientos, pues “el sitio del proyecto se considera una unidad ambiental homogénea, por lo que el área de influencia se restringe a la región hidrólógica 18 del Alto Balsas, cuenca del Atoyac”.
Sin embargo, para los campesinos e integrantes del FPDTA, en la zona donde cruzará la carretera existen decenas de norias, pozos, acequias y manantiales que desaparecerán con las obras.
Subrayaron que de esa agua no sólo dependen sus familias, sino sus parcelas y sus animales.
Desconocieron por qué no fueron tomadas en cuenta en el impacto ambiental, pero más extrañeza les causó que la Comisión Nacional del Agua permita ese tipo de daños.
Especies en riesgo, mitigables
La propia empresa determinó la presencia de fauna silvestre, particularmente dentro de las barrancas, las cuales son utilizadas como corredores, pero durante la preparación del terreno y la posterior construcción de la carretera se dañarán especies de coyote, tuza, tuza mexicana, conejo, conejo serrano, liebre, ratón, meteoro mexicano, comadreja y ardilla.
En cuanto a aves, las dañadas serán el zopilote, zopilote aura, cuervo, chara crestada, saltón, zanate, carpintero de pechera, zumbador mexicano y colibrí de garganta azul.
En cuanto a árboles y arbustos, las perjudicados serán la acacia verde, el pirú, tepozán, tejocotl, eucalipto, fresno, cedro, pino, álamo blanco, sauce blanco, capulín, encino y madroño.
Para mitigar el daño de estas especies, la empresa aplicará su “programa de reforestación de especies nativas” en sitios que carecen de cubierta vegetal; es decir, en un área superior a las 20 hectáreas y en una proporción de 10 árboles por cada uno derribado durante la edificación de la vía.
En cuanto a la fauna silvestre, lo que OHL hará es la reubicación de nidos, ahuyentamiento o captaura y liberación de animales como lagartijas y serpientes, evitará la caza así como la introducción de especies domésticas, así como evitará que sus vehículos circulen a más de 30 kilómetros por hora para evitar un atropellamiento y disminuir el ruido.
En cuando al manejo de aguas residuales y para evitar la contaminación por filtraciones, la empresa dispuso que habrá una letrina portátil por cada 20 trabajadores y se evitará defecar al aire libre, así como la reparación de vehículos fuera de las áreas establecidas para ello.
“Se capacitará al personal para el manejo de los residuos y se evitarán afectaciones innecesarias; concienciación para la protección de la flora y fauna silvestre, contaminación por derrames de sustancias químicas y favorecer el uso de letrinas portátiles en los frentes de trabajo”, sostiene el documento.
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