Si Enrique Peña Nieto no quiere que Puebla se convierta en un boquete electoral en sus aspiraciones presidenciales rumbo al 2012, debería voltear a la entidad y poner orden en la lucha de los grupos internos que se disputan los restos del navío estrellado. De la noche a la mañana, en la entidad con el cuarto padrón electoral más importante del país, el PRI se desplomó en la intención de voto para elegir al nuevo ocupante de Los Pinos según la Encuesta Nacional Sociedad y Gobierno del Gabinete de Comunicación Estratégica en sus datos desagregados referentes a Puebla y que se encuentran disponibles en el portal de la firma.
En el curso de unos meses, y tras la contundente victoria de Rafael Moreno Valle y la alianza opositora, el PRI perdió 14 puntos de intención de voto. A la pregunta de si hoy se celebraran los comicios presidenciables, por quién votaría, el PRI recibiría apenas 19.4 por ciento de los votos, frente a un 26.4 por ciento de Acción Nacional, quien tiene un reposicionamiento notable. Pero hay datos más graves para el gobernador mexiquense: gracias al marinismo el PRI se convirtió en el partido político con mayor rechazo, pues el 31 por ciento de los poblanos declara que es la organización por la que nunca votaría, superando los negativos del PRD.
La caída del PRI es notable y coincide con la derrota contundente que sufrió en las elecciones locales del 4-J. Si al crecimiento de los negativos como partido sumamos el dato de que en los comicios del 2012 habrá un gobernante alineado al PAN y Elba Esther Gordillo, el PRI poblano tiene severos problemas rumbo a su renovación y la designación de los 16 candidatos a diputados federales y la fórmula de senadores. Los días de vino y rosas se han terminado, por lo que las corrientes internas deberían abrir un debate serio sobre el futuro de su partido. El más interesado en meter la mano debería ser Enrique Peña Nieto, pues la caída del tricolor poblano puede arrastrarlo.
La caída en expectativas también es dramática: en noviembre pasado un 60 por ciento de los encuestados creía que el PRI recuperaría la Presidencia de la República en 2012; hoy, sólo lo cree un 36 por ciento. Por el contrario, las expectativas del PAN crecieron de 22 a 30 puntos en el mismo periodo. El saldo del marinismo es una repercusión negativa para el tricolor, pues la mayoría de los poblanos lo identifican con canciones como “Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley”, “Sabes mejor que nadie que me fallaste. Que lo que prometiste se te olvidó” y “Si te vienen a contar cositas malas de mí, manda a todos a volar y diles que yo no fui”. Por el contrario, la victoria morenovallista le da nuevos bríos al PAN, que es identificado con el estribillo “Contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones. Contigo aprendí a conocer un mundo nuevo de ilusiones”.
En materia de aspirantes presidenciales, para los poblanos hay un claro favorito: Enrique Peña Nieto, del PRI. Pero, sorprendentemente, también apuestan por el gobernador electo Moreno Valle. Un 10 por ciento de los encuestados lo ve como nuevo inquilino de Los Pinos, pese a su compromiso de gobernador de Puebla todo un sexenio. En otras palabras, no ven mal el salto. El último favorito es Marcelo Ebrard, quien reúne un 9 por ciento de las simpatías.
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