TRIUNFAN LOS CANDIDATOS Y PIERDEN LOS DIRIGENTES Politica Histórica

A la mañana siguiente de la estrepitosa derrota del Partido Revolucionario Institucional en las elecciones federales intermedias del primer domingo de julio de 1973, los candidatos poblanos de las centrales obreras Juan Hernández Cardel (CTM) y Constantino Sánchez Romano (FROC), habían sufrido la más estrepitosas de las derrotas apaleados por los abanderados del Partido Acción Nacional con sus representantes Miguel Fernández del Campo (La Manzanita) y Alejandro Cañedo Benítez.

Y conste que en esa década nadie podía rebatir la fuerza, la aplanadora en que estaba convertida el PRI que arrasaba como vendaval con todo lo que se le ponía enfrente, por lo que se le calificaba “vox populi” y así lo festejaba la militancia del tricolor como “el invencible partido de la Revolución Mexicana”.

Sin embargo, algo, algo pasó en ese fatídico 1973, porque la aplanadora no camino, se detuvo, se quedó sin gasolina o sin operador, porque la derrota priísta cimbró todos los espacios y dejó altamente preocupado al presidente del CDE del PRI, Senador de la República Alfredo Toxqui Fernández de Lara, quien en sus oficinas, acompañado del joven presidente de la Liga de Economistas Revolucionarios del tricolor, José Alarcón Hernández, rumiaba ese increíble resultado en los dos distritos electorales de Puebla capital.

Como siempre, buscando la noticia para su periódico “Novedades de Puebla”, el joven reportero Gabriel Sánchez Andraca, hacía su habitual caminata por el centro de la ciudad en ese primer lunes de julio, luego de la derrota de las elecciones del domingo. Tras haber pasado por la dirección de gobernación, sindicatos magisteriales federal y estatal, el Congreso del Estado y otras fuentes de su información, llegó al PRI, donde su interés principal era conocer la opinión de su presidente el doctor Toxqui, quien se encontraba en su oficina de la planta alta, charlando con el joven economista Pepe Alarcón.

¿Qué me cuenta doctor de los resultados de ayer en Puebla?
“Mire mi distinguido y joven periodista. Debemos estar en el entendido de que cuando los candidatos ganan, es porque ellos son unos chingones y el partido nunca se equivocó en seleccionarlos. Ah, pero cuando se pierde, el presidente del partido es un pendejo y a él hay que achacarle las derrotas”, la respuesta del reposado político cholulteca a quien en contadas, pocas ocasiones, se le podía escuchar palabras altisonantes.

Pero también, el compañero “traca-Traca” (Gabriel), un día antes del proceso electoral federal llegó a la oficina del delegado del CEN del PRI, Salvador Hernández Vela, originario del estado de Coahuila, un militar con grado de general galardonado con las insignias que lucía en su uniforme y cuya foto envió a los medios de comunicación para que saliera el domingo “Día de Elecciones”. El compañero Sánchez Andraca, se anunció con la secretaria de “mi general”, pues le dijo pretendía una declaración oficial para el “Novedades de Puebla”. Vio por la puerta entreabierta que dejó la empleada que, hecho la mocha el general se acomodó su sombrero tejano para hacer creer a Gabriel que ya se iba, con el fin de que no le quitara el tiempo.

“Pásele amigo periodista. Me estaba preparando para salir pero dígame ¿en que lo puedo atender?”

Solamente quería saber como ve las cosas en el estado para mañana y ¿cual es su opinión sobre las elecciones?, cuestionaría Gabriel.

“Todas tranquilas y en paz. Va a ser una jornada en la que mi partido va a mostrar su fuerza y a ganar todos los distritos. No hay enemigo de al frente”, respondería garbosamente el señor general Hernández Vela.

De inmediato y para romper la plática, el delegado del tricolor con el vocabulario digno de un ranchero, se acomodó el sombrero y dijo al periodista: “Oiga amigo, hoy que me levanté temprano, anduve caminando por su pueblo (la capital poblana). En verdad me sorprendí, ¡está grande el pueblo!

El lunes, un día después de la derrota, el general y delegado del PRI salía del Hotel Royalty, donde se hospedaba y, estando el autor de este espacio anecdótico sentado en una de mesas del restaurante con el profesor Esteban González Mejía, mejor conocido en Puebla como “El Pachón”, se dirigió a él diciéndole: ¿Cómo esta mi respetado profesor?”, en tanto el político mentor con esas expresiones tan naturales en él, le respondió: “Yo preguntaría a usted, señor delegado: ¡Como esta mi querido mariscal de las derrotas?

Había calado hondamente en Puebla la derrota del PRI en esos dos distritos que representaron Juan Hernández Cardel y Constantino Sánchez Romano, abanderados ambos por las centrales obreras CTM y FROC-CROC, respectivamente.

Echándole un ojo al libro “Las Normas del Poder”, Puebla un Espejo de la Nación, de JOSE ALARCÓN HERNÁNDEZ, de Editorial Porrúa, S.A., vimos que en esas elecciones en el municipio de Puebla, el PAN logró una votación de 97 mil 541 votos; el PRI, apenas pudo acumular 53 mil 779; el PPS, 4 mil 944; el PARM, 6 MIL 815; otros, 757. En la votación total de julio de 1973, el PRI fue absolutamente mayoritario en todo el estado con 459 mil 523; el PAN, 158 mil 652; el PPS, 20 mil 029; el PARM, 219 mil 070; otros, 885, para sumar al final de la contienda 658 mil 159 votos.