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sábado, 4 de junio de 2011

¿Por qué negar la realidad?

La realidad es que México ya es un país mayoritariamente de clase media. Como dice un amigo, “clase media jodida, pero clase media”. Los números no mienten. De acuerdo con el último Censo de 2010, somos 112 millones de habitantes. El Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) calcula que hay unos 50 millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza o miseria. Si las matemáticas no fallan, esto quiere decir que hay 62 millones de mexicanos que no están en esta situación, es decir, viven como clase media. Son la mayoría: 55% de la población. ¿Por qué negar esta realidad?

No tengo la menor duda de que México tiene un gran reto por delante: resolver la pobreza. Ese ha sido un problema endémico de este país desde la época colonial. Pero es una necedad rechazar las estadísticas que muestran la emergencia de una clase media mayoritaria en México. Indicadores como los siguientes tomados del último censo de 2010:

• 93% de las viviendas en México cuentan con por lo menos un televisor en casa.
• 82% con un refrigerador.
• 80% con un radio.
• 66% con una lavadora.
• 65% con un teléfono celular.
• 43% con una línea telefónica fija.
• 29% con una computadora.
• 21% con acceso a internet.

Si en el imaginario popular hay un indicador de clase media es tener un coche en casa. Pues resulta que, de acuerdo con el último censo, 44% de los hogares mexicanos cuenta con un automóvil o camioneta. Se trata de un parque vehicular de alrededor de 21 millones. No por nada el mucho tráfico se ha vuelto común y corriente en todas las ciudades.
Esa es la realidad: un país mayoritariamente de clases medias. “Jodidas” como dice mi amigo, pero clases medias al fin y al cabo. Por eso tiene toda la razón el secretario de Hacienda cuando dice: “Hace mucho que México dejó de ser un país pobre, México es un país de renta media con un problema de pobreza muy serio, tenemos un problema de pobreza muy importante que tenemos que enfrentar, que estamos enfrentando, que estamos resolviendo, pero en este momento México ya es un país de renta media que tiende a consolidar clases medias como hacía tiempo no lo lográbamos…”



Y se le vino el mundo encima a Ernesto Cordero. Críticas a granel en todos los medios. De insensible no lo bajaron. Pero si uno lee con cuidado la declaración del secretario, pues es absolutamente cierta.
Muchos simplemente se resisten a creerlo. Quizá porque venimos arrastrando una idea muy arraigada en nuestra historia: que México es un país mayoritariamente de pobres. Supongo que tardará en enraizar la noticia de que hemos dejado de serlo.

Otros, desde luego, aprovechan la declaración de Cordero para tergiversarla y golpear así a un precandidato presidencial, supuestamente el favorito de Los Pinos. Y es que el secretario de Hacienda al parecer quiere utilizar este argumento de la mejoría económica en los últimos diez años, que es cierta, como plataforma de su candidatura. Es lógico: el PAN es un partido que tiene un particular atractivo entre esas clases medias emergentes. En ese grupo social tiene parte de su fuerza electoral. Por eso tiene todo el sentido del mundo que uno de los posibles candidatos del gobierno aproveche el tema económico para hacer campaña. Sobre todo si se trata del secretario de Hacienda. Y por eso, también, los priistas y la izquierda lo censuran. No es gratuito, en este sentido, el titular de ayer en La Jornada en línea: “México, con problema serio de pobreza, recula Cordero”. Si uno lee la nota se dará cuenta de que el secretario no reculó de nada. Volvió a repetir exactamente lo mismo que había dicho un día antes, que es lo que cito arriba.


Pero, más allá de pegarle a Cordero, quien supuestamente es el candidato favorito del presidente Calderón, la realidad es incontrovertible: México ya es un país mayoritariamente de clases medias. ¿Por qué nos cuesta un trabajo aceptarlo?

Leo Zuckerman

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