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miércoles, 10 de noviembre de 2010

La verdad concreta o el arte de cantinflear, por Alejandro Armenta Mier...

El libro-reporte que Alejandro Armenta Mier entregó la noche del lunes a los miembros del Consejo Político Estatal del PRI sobre su gestión al frente del partido y su responsabilidad en el triunfo del proceso electoral federal de 2009 y en la derrota de los comicios locales de 2010 es más bien vago y omiso en temas torales.

Un ejemplo es el capítulo V dedicado a las elecciones para gobernador, presidentes municipales y diputados al Congreso del estado de julio de este año, donde Armenta apenas y menciona las dificultades y fracturas que su partido vivió para nominar a Javier López Zavala como candidato a la gubernatura.

Lo más que llegar a decir es que López Zavala no fue el único aspirante en registrarse, pero que el otro precandidato en hacerlo —Enrique Doger Guerrero— fue descalificado el mismo día que solicitó su registro debido a que la Comisión Estatal de Procesos Internos dictaminó que no cumplía con los requisitos estatutarios, hecho que más tarde —el 20 de febrero de 2010— avalaría el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Fuera de esa mención, el informe del dirigente saliente del tricolor es indolente sobre la figura de López Zavala y los problemas que antes y durante el proceso electoral el PRI tuvo que encarar, primero para desterrar entre sus militantes la idea de que el exsecretario de Desarrollo Social fue producto de una imposición de Mario Marín y luego para convencer a los electores de que el oriundo de Chiapas era mejor opción que el candidato de la coalición opositora Rafael Moreno Valle Rosas.

El reporte de Armenta es también omiso acerca de los chantajes a que el PRI y López Zavala fueron sometidos por aquellos precandidatos que amagaron con irse a otros partidos si no les daban algo a cambio.

Por el contrario, el dirigente saliente del PRI sostiene que hubo un “proceso de concertación, inclusión y acuerdo” para integrar “en altos cargos de responsabilidad en la campaña a quienes habían manifestado su interés legítimo de ser candidatos a la gubernatura: El Lic. Jesús Morales Flores, fue Coordinador General de la Campaña: el Lic. Víctor Hugo Islas Hernández, Coordinador de Promoción al Voto; el Lic. Jorge Estefan Chidiac coordinador (con minúsculas) de Políticas Públicas; el Dr. Enrique Doger Guerrero, Coordinador de Promoción al Voto para el Área Metropolitana; el Ing. Alberto Amador Leal, Coordinador Ejecutivo Estatal de la CNOP.”

Sin en el afán de molestar pregunto: ¿Es ésta una verdad concreta?

A mí me parece que no. Que se trata más bien de una justificación de Armenta para explicar cómo fue que López Zavala tuvo que ceder espacios y repartir el pastel antes de tiempo a sus rivales del PRI para que no se fueran con Moreno Valle o se mantuvieran dentro de las filas priístas.

Otro renglón del reporte donde la verdad concreta se esconde en las sobras de la vaguedad es el relativo a las encuestas que el PRI o el gobierno del estado pagaron para evaluar el nivel de penetración de la estrategia de campaña y el posicionamiento de sus candidatos.

Sin dar nombres ni mencionar empresas, el presidente saliente del PRI reconoce que los despachos contratados partieron de premisas falsas y trabajaron con muestras reducidas, amén de que no consideraron la volatilidad del elector o no ponderaron adecuadamente variables como el voto dividido, por lo que estos estudios resultaron inútiles o poco confiables.

Textualmente en la página 90 de su informe manifiesta:

“En un balance objetivo, es preciso aceptar que en nuestro caso, por la calidad de la información con la que trabajamos sustentada en encuestas telefónicas inducidas, fuimos incapaces de prever el impacto de los cambios vertiginosos en la opinión pública“.

Lamentablemente Armenta no aclara en su libro-reporte a qué encuestadoras se refiere: si a Consulta Mitofsky de Roy Campos, a Indicadores de Elías Aguilar o a ambas, por lo que la verdad concreta que intenta develar se queda en algo tan vago o etéreo como aquella frase cantinflesca con la que cerró su último discurso como presidente estatal del PRI: “En Puebla no perdimos las elecciones. Nos las ganaron”.

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