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miércoles, 17 de noviembre de 2010

LOS HECHOS DEL 18 Y 19 DE NOVIEMBRE DE 1910 2ª PARTE

Vimos en la primera parte (que esta mas abajo de esta segunda parte) los testimonios periodísticos y partes informativos de las autoridades gubernamentales sobre lo sucedido en la casa de los Serdán.

En esta segunda parte abordaremos el segundo grupo documental y que se forma, por un lado, de la secuencia de los hechos de acuerdo con los telegramas cruzados entre las autoridades del gobierno de Puebla y aquellas de la ciudad de México al momento mismo de la batalla, y, por el otro, de los testimonios de los protagonistas.

Informes telegráficos sobre el levantamiento revolucionario en Puebla
En 1910 el telégrafo era el medio de comunicación por excelencia entre las ciudades y aún al interior de ellas por su accesibilidad a toda la población, economía y relativa confiabilidad, menor que la del correo pero mucho más rápido y expedito que aquél.

Al momento de la asonada serdanista el gobernador Mucio Martínez lo utiliza como medio privilegiado de comunicación con la capital de la República, tanto informando el desarrollo de los acontecimientos como para recibir instrucciones y extender pedidos de apoyo y auxilio federal. El contexto de los telegramas enviados a la presidencia de la República y las Secretarías de Gobernación y de Guerra por todos los gobernadores en los días iniciales de la revolución, dan cuenta, literalmente momento a momento, del despertar de los antirreeleccionistas. Para el interés de esta historia testimonial destacó los relacionados con los días 18 y 19 de noviembre de 1910 de origen y destino entre Puebla y la ciudad de México.



Recordemos, para contextualizar,

1) Que la noche del 17 de noviembre es cuando se expide la orden de cateo y aprehensión en contra de Aquiles Serdán, y que el 18 por la mañana habría de cumplimentar el coronel Miguel Cabrera;
2) Que, según Modesto Fregoso, Cabrera suponía fuera de Puebla a Aquiles Serdán;
3) Que en su declaración Carmen Serdán asegura que la tarde del mismo 17 de noviembre los conjurados ya conocían la inminencia de la acción de la policía;
4) Que ese mismo día Mucio Martínez se encontraba en Tehuacán;
5) Que, según lo declarado por Miguel Rojas, inquilino en la casa de los Serdán, las autoridades poblanas debían haber sabido desde el mismo 17 de noviembre que no sólo Aquiles Serdán sino varios hombres más se encontraban armados y parapetados en la casa en actitud de defensa.

En medio de este escenario Miguel Cabrera llega la mañana del 18 de noviembre a la casa de los Serdán, entra y es muerto. A partir de ese momento no hay vuelta atrás y se inicia la batalla.

Los telegramas presentados abarcan desde el 18 al 25 de noviembre.

El referido número de telegrama corresponde a la secuencia del archivo respectivo de la UDLA.

Telegrama 4524
Aquí se da cuenta de la petición de tropas de refuerzo que Mucio Martínez hace a Ramón Corral y que éste transmite a Porfirio Díaz. Por la fecha y hora mencionadas la batalla ha terminado pero aún Martínez no tiene todos los datos que le permitan informar con precisión lo sucedido y teme el posible reinicio de la refriega en la ciudad de Puebla o la continuación del alzamiento en algún otro sitio del Estado.

Remitente:
Ramón Corral (en El Riego)

Destinatario:
Porfirio Díaz (en México)
18/11/1910

“Gobernador Martínez dice que obreros de algunas fábricas se están moviendo sobre Puebla y urge el envió rápido de refuerzos”.

La posible movilización de los obreros demostraría que la asonada se inició, como estaba previsto, y que por razones desconocidas se detuvo. Sobre esta posible movilización existen dos datos consignados al respecto, uno de ellos, en la crónica periodística del diario El País y, el otro, en la carta de Manuel Velázquez.

En su edición del sábado 19 de noviembre El País da cuenta de lo sucedido en 18 y respecto de la movilización de tropas menciona:

Salen rurales en prevención de desórdenes
A las cuatro y media de la tarde (del 18 de noviembre), salieron ochenta rurales, a cuyo frente va Primo Huerta, rumbo a las fábricas de Mayorazgo y Amatlán, para vigilar aquellos contornos muy de cerca, en prevención de probables desórdenes que puedan ocurrir entre los obreros de las referidas negociaciones fabriles.

Se dice en Puebla, que gran número de obreros han sido encerrados en las fábricas, impidiéndoles la policía y tropa que salgan de sus hogares, y que tampoco será distribuida la raya mañana, la que recibirán el lunes próximo.

En cuanto a la carta de Manuel Velázquez, ésta dice:

…el único grupo, pequeñísimo por cierto (que se levantó además de los de la casa de la Portería de Santa Clara), fue el encabezado por el Sr. Francisco Panganiba que pretendió acercarse a la casa sin poderlo conseguir por lo nutrido del fuego, se vio obligado a retirarse en vista de la presencia de las tropas que entraban por la misma calle donde él se encontraba.

Francisco Panganiba aparece en la lista de los integrantes del club antirreeleccionista “Luz y Progreso” como su Vicepresidente. Según Atenedoro Gámez, Panganiva (así con “V”) era zapatero.



Telegrama 4524a

La petición de refuerzos por parte de Mucio Martínez, consignada en el telegrama anterior, fue inmediatamente atendida por el presidente Díaz.

Remitente:
Porfirio Díaz (en México)

Destinatario:
Ramón Corral (en El Riego)

18/11/1910

“Enterado de su mensaje de esta fecha, a las 3 de la tarde han salido para Puebla 300 infantes bien seleccionados. Deseo que continúe usted aliviado”.

La referencia de Porfirio Díaz a la salud de Ramón Corral obedece a que éste se encontraba en un balneario de El Riego, recuperándose de alguna dolencia física.

Telegrama 4536
En éste se señala la consumación del asalto a la casa de los Serdán. El informe lo proporciona Eduardo Mestre, yerno del gobernador Mucio Martínez al Lic. Casasús Diputado y Ex Presidente del Congreso. A pesar de la contundencia del asalto a la casa de los Serdán las autoridades poblanas actúan con cautela, de ahí la petición de refuerzos.

Remitente:
Eduardo Mestre Ghigliazza (en Puebla)

Destinatario:
Lic. Joaquín D. Casaús (en México)

18/11/1910

“Todo terminado mayor parte revoltosos muertos y nuestro poder. Lamentamos pérdidas de consideración. Estamos preparándonos para esta noche. Seguiré informando. No obstante conviene envió refuerzos”.

Al parecer la petición está atendida pues el periódico El País da cuenta de movilización de tropas federales hacia Puebla el 20 de noviembre:

Salida de tropas
A bordo del tren en que viajan los nuevos Enviados Especiales de El País hemos sabido que anoche salió de Texcoco para Puebla el décimo cuarto regimiento que es a las órdenes del Coronel D. Antonio Escudero. También se nos informó en San Juan Teotihuacán que el noveno de la misma arma, al mando del Coronel Alfonso Padilla, salió de dicha población para distribuir destacamentos en todo el camino a fin de evitar atentados contra la vía férrea, pues esa dificultaría el transporte de tropas a los lugares o focos peligrosos de insurrección.

Telegrama 4577
El siguiente telegrama es de suma importancia pues refiere el ánimo tanto de Mucio Martínez como de Porfirio Díaz sobre la muerte de Aquiles Serdán. En la primera parte la explicación de Mucio Martínez tiende a destacar el trabajo, que él considera arduo, efectuado para capturar y finalmente matar al líder, mientras que la respuesta trasluce el desagrado de Porfirio Díaz por la muerte de Aquiles Serdán ya que consideraba que capturarlo y juzgarlo habría tenido mayor impacto en pro de su gobierno que la muerte del antirreeleccionista poblano.

Remitente:
Mucio P. Martínez Gobernador, Puebla (Edo.)

Destinatario:
Presidente República Gral. Porfirio Díaz (en México)

Fecha:
19/11/1910

“Se trabajó toda la noche cateando la manzana y a las tres de la mañana se encontró Aquiles Serdán debajo entarimado de una casa y fue muerto, así como en la refriega murió su hermano. Por correo di parte detallado secretarías de guerra y gobernación.

“Respuesta: Enterado de su mensaje. Habría sido mejor que Serdán hubiera sido juzgado, sentenciado y castigado conforme a las leyes”.

Telegrama 4591
El levantamiento de los Serdán fue rápidamente conocido en todo el país, constituyéndose en un acto icónico para los revolucionarios desde el primer momento. De ahí que tanto para los antirreeleccionistas como para las autoridades de los Estados circunvecinos lo sucedido moviera a la alarma y el consecuente reforzamiento de sus capacidades bélicas. En el ejemplo de este telegrama fechado en el estado de Hidalgo nos da cuenta de ello, más aún porque precisamente proveniente de Pachuca fueron capturados los correos antirreeleccionistas a quienes se les encontraron documentos que incriminaban a Cosío Robelo quién al ser capturado e interrogado declaró la franca participación de Aquiles Serdán en la revolución maderista.

Remitente:
Pedro L. Rodríguez (en Pachuca)

Destinatario:
Presidente de la República (en México)

Fecha:
19/11/1910

“Urgente: Con motivo de los últimos acontecimientos de Puebla se han envalentonado los conspiradores de aquí y tanto Acosta como yo te suplicamos ordenes salga inmediatamente por primer tren una compañía de zapadores; con esto te garantizamos la tranquilidad por aquí, también será bueno mandes buscar al Lic. José Olmedo y Lama presidente de la compañía de San Rafael, cuyos dependientes principales son los más revoltosos e inquietos que hay aquí y que lo obliguen a contener a sus dependientes. Espero tus respetables órdenes.

Respuesta: Enterado de tu mensaje. Ya mando hablar Olmedo y en cuanto a fuerza que indicas primera fuerza del 91/4 regimiento



Telegrama 4600
La comunicación entre los hombres cercanos a Porfirio Díaz era profusa buscando con ello una coordinada respuesta al inminente inicio de la revolución. Corral, a pesar de estar convaleciente, es informado por el propio Díaz y a este informe responde.

Remitente:
Ramón Corral. (en El Riego)

Destinatario:
Pte. General Porfirio Díaz (en Mex.)

Fecha: 19/11/1910

“Gracias por su mensaje. En Puebla todo tranquilo con llegada refuerzos. El cabecilla Serdán murió. Sigo aliviándome lentamente”.

Telegrama 4659
El día 20 de noviembre tiene en Puebla una doble significación, por un lado, la muerte de los líderes antirreeleccionistas daba un cierto respiro al gobierno de Mucio Martínez ante la certeza de haber descabezado el movimiento revolucionario en Puebla; mientras que por otro lado obligaba al propio gobierno de Martínez a reforzar las medidas de control y captura de los antirreeleccionistas que aún pretendieran continuar la lucha revolucionaria, todo ello ante la seguridad de que, de acuerdo a lo programado, Francisco Madero ese 20 de noviembre entraría al país a iniciar la revolución.

Remitente:
Mucio P. Martínez. Gobernador, Puebla (Edo.)

Destinatario:
Presidente República Gral. Porfirio Díaz (en México)

Fecha: 20/11/1910

“Amanecimos sin novedad en todo el estado, Gaudencio González Llave mejorado.

“Respuesta: Gracias informes. Siga informando sobre estado amigo Gaudencio”.

Telegrama 5075
Una vez muertos o presos los antirreeleccionistas poblanos involucrados en la batalla del 18 de noviembre, se iniciaron las acciones penales en contra de los sobrevivientes. El contenido de este telegrama da cuenta de algunas de las primeras diligencias que al respecto se efectuaron. Asimismo se señala que en el día 26 de noviembre se procederá a abrir las “cajas Serdán”, seguramente relativas a los archivos que en su casa fueron incautados y de los que existe una relación detallada en el expediente del juicio de amparo promovido por Miguel Rosales, mismo que transcribo en el capítulo correspondiente.

Remitente:
Demetrio Salazar. (en Puebla)

Destinatario:
Gral. Porfirio Díaz Presidente de la República (en México)

Fecha: 25/11/1910

Clave Sr. Gobernador. He conferenciado largamente con Gobernador y Juez de distrito. Según informan se ha procedido activamente averiguación, mañana se procederá abrir cajas Serdán, avisaré resultado. Juez distrito practica diligencias con algunos reos en penitenciaria, estoy citado, los acontecimientos, Mucio por precaución mandó a aprehender a Rafael Rousset quien está preso en Tecali. Ya ordenó se traiga a esta capital sin embargo de estar decretado por la corte suspensión acto reclamado.

El universo contextual de los telegramas presentados es de importancia fundamental pues en ellos, además de los datos precisos que se consignan, muestran el ánimo que campeaba entre las autoridades porfiristas en los momentos iniciales de la Revolución mexicana.

Los testimonios de los protagonistas

Como lo señalé líneas arriba, lo sucedido durante los días 18 y 19 de noviembre tiene como protagonistas a personas de los dos bandos en pugna y a testigos involuntarios de ello. Al conocer, comparar y confrontar lo dicho por los individuos de cada uno de estos grupos se puede dilucidar un panorama pormenorizado de lo que sucedió en los días cruciales del inicio de la Revolución mexicana.

Para entender a cabalidad lo que he de transcribir de dichas declaraciones es necesario recurrir a una contextualización general de lo pasado en los días referidos.

Destaco, asimismo, que si bien los testimonios que aquí aparecerán pertenecen a los tomados en los propios días de la batalla, así como a las posteriores declaraciones de los convocados por el Juzgado encargado del caso y que terminan alrededor de abril de 1911, todos estos testimonios se refieren exclusivamente a los hechos del 18 y 19 de noviembre de 1910.

El contexto del 18 y 19 de noviembre

Para esos días la policía tanto de la ciudad de México como de Puebla, conocían la inminencia de un levantamiento armado de los grupos antirreeleccionistas en el país. Las acciones de cateo a las casas y comercios y arresto de algunos de los antirreeleccionistas poblanos no habían dado mayores frutos pero los gendarmes poco a poco se aproximaban a los hombres más importantes entre los conjurados poblanos. Finalmente el 17 de noviembre las acciones de la policía poblana se dirigieron francamente hacia la casa de los Serdán.

Los propios Serdán supieron el mismo día 17 sobre estas acciones y se prepararon para ello. Sobre esto último, no obstante los testimonios de Carmen Serdán quien asegura que esta preparación se dio y los de los inquilinos de la casa quienes declararon en el mismo sentido, Filomena del Valle, esposa de Aquiles, los niega asegurando que la decisión de responder a la policía se tomó al momento que Cabrera y sus hombres entraron a la casa el 18 de noviembre.

A pesar de este testimonio de Filomena, todo apunta a que las acciones precautorias de defensa que efectuaron los conjurados en la azotea de la casa durante la noche del 17, mismas que alertaron a los inquilinos, hacen suponer que algo sabían o intuían.

Al pasar esa noche sin mayores incidentes los hechos de la mañana del 18 de noviembre se presentan como el verdadero desenlace de las pesquisas y acciones de vigilancia y preparación de ambos bandos en pugna. Y precisamente sobre estos hechos existen testimonios tanto de los antirreeleccionistas, como de las autoridades y tropa policiaca y militar, y de testigos involuntarios vecinos de la localidad.

Antes de pasar a dichos testimonios señalo que la acción que desencadena los acontecimientos del inicio de la fase armada de la Revolución mexicana es la muerte del coronel Miguel Cabrera, jefe de la policía poblana en esos momentos, dado que este hecho transforma a los conjurados antirreeleccionistas en delincuentes y homicidas, “alzados”, denominación ésta con la que serán tratados de ahí en adelante.

El orden en que presentaré los testimonios muestra el desarrollo de los hechos de esa mañana del 18 de noviembre.



La mañana: 7:30 a 8:00 hrs.

Llegada de los policías y muerte de Miguel Cabrera

Los primeros personajes ligados a la casa que aparecen relacionados con los hechos de esta hora son la familia de Manuel Pérez Díaz y Rosario Saldaña sirvienta de la familia Rojas.

Recordemos que todos ellos habían dejado la casa la noche del 17 de noviembre, los Pérez Díaz para dormir en casa de un hermano de Manuel y Rosario para pasar la noche en casa de una pariente. Al enterarse por la mañana del 18 de noviembre que nada había sucedido en su casa deciden regresar.

Manuel Pérez Díaz
…que al día siguiente diez y ocho y como a las siete y media de la mañana o poco después acompañado también de su señora regresó a su casa habiendo visto al entrar la misma tranquilidad que la noche anterior.

Marina de la Rosa de Pérez Díaz
…que la noche (del 17) la pasaron en la casa del hermano de su esposo y al día siguiente como tuvieran noticia de que nada extraño había pasado en la noche anterior, volvieron a la casa encontrándola de nuevo tranquila como la habían dejado la víspera.

Rosario Saldaña
…que al día siguiente diez y ocho de noviembre como no supo ni tenía noticia de lo que más tarde había de pasar regresó a su casa de la Portería de Santa Clara con sus niños pequeñitos muy temprano pues serían las siete de la mañana.

Paralelo a estas acciones de los inquilinos de la casa, en la calle se desarrollaban las de la policía. En estas acciones participan tanto el jefe de la policía como sus subalternos convocados para efectuar el cateo y aprehensión de Aquiles Serdán.

El asunto de mayor trascendencia en esos momentos de la mañana será la muerte de Miguel Cabera y sobre ello declaran los policías Fregoso, López y Barroso. Como complemento a lo dicho por ellos dan su testimonio los Pérez Díaz y sus sirvientas y Rosario Saldaña. El panorama se completa con la declaración de un parroquiano que a esa hora pasa por la acera frente a la casa.

Modesto Fregoso
…al día siguiente, diez y ocho, (…) manifestó al señor Cabrera que era prudente tomar algunas precauciones para efectuar ese cateo pero (éste) le indicó no ser necesario pues tenía la seguridad de que no se encontraba en esta población Aquiles Serdán, sobre quien tenía ejercida mucha vigilancia; no obstante esto volvió a insistir y (entonces) accedió dicho señor Cabrera en subir al mirador de la casa del señor Francisco Velazco, Presidente Municipal, desde donde le señaló la casa que iba a ser objeto del cateo, reconociendo su azotea así como la de las casas inmediatas, en ninguna de las cuales se vio a persona alguna; salieron de la casa del señor Velazco como a las ocho de la mañana y pasaron a la casa número cuatro de la calle de la Portería de Santa Clara, el señor Cabrera, los agentes de la reservada Blas López y Vicente Murrieta y un empleado particular del primero, de nombre Manuel Barroso; el zaguán de esa casa estaba cerrado y, sin haber tocado pues se limitó el Coronel a empujar, por orden de éste se retiraron pasando a una maicería situada en la misma calle sin saber con qué objeto; permanecieron muy poco tiempo en ese establecimiento habiendo regresado como a los cinco minutos a aquella casa y cuyo zahuán estaba ya entreabierto; al ver la facilidad para penetrar ordenó que el agente López se quedara fuera del zahuán o mejor dicho en la calle y penetraron dicho señor Cabrera, Murrieta, Barroso y él (el propio Fregoso); no había ninguna persona en el patio y habiéndose fijado en el departamento que ocupaba Serdán vio que todas las vidrieras estaban cerradas y no distinguió que dentro de las piezas hubiera alguna gente; tan pronto como entraron el Coronel le indicó (que) pasara al segundo patio para vigilar una escalera con el fin de que no saliera nadie…

Muerte de Miguel Cabrera
(Continúa declarando Modesto Fregoso)…obedeciendo esa orden (de ir al segundo patio) se dirigía al lugar que se le había indicado habiendo quedado todos los demás en el primer patio y cuando entraba a ese segundo patio oyó como unas dos o tres detonaciones de arma de fuego por sus espaldas, por lo que volvió inmediatamente la cara y vio al señor Cabrera caído al suelo herido; procuró sacar su pistola y en los momentos en que lo hacía sin saber de qué lugar saldrían rodearon al exponente como unos ocho o diez individuos quienes lo sujetaron quitándole su pistola, amarrándole los brazos con una reata y las manos con un cordel y a empujones lo llevaron al interior de la casa encerrándolo en un cuarto de baño; no conoció a ninguno de esos individuos y tampoco vio que estuvieran en el interior de la casa algunas otras personas.

Rosario Saldaña
…al ir a darles su desayuno (a sus hijos) como una hora después (de las siete que regresó a la casa) oyó que habían hecho unos disparos de arma de fuego en el primer patio y asustada, como era natural, cerró la puerta de su cuarto en espera de que pasara cualquier escándalo, pero no fue así.

Manuel Pérez Díaz
…minutos antes o después de las ocho, en momentos en que iba a tomar su desayuno oyó dos disparos de arma de fuego hechos uno tras de otro e inmediatamente se asomó por una vidriera del comedor que da frente al patio y pudo notar que cerca de una columna del patio primero, frente a la puerta del zaguán estaba el cadáver de un hombre a quien no pudo reconocer; por esto desde luego cerró las puertas de su casa que sólo fueron las del comedor puesto que las demás lo estaban desde la noche anterior con las maderas.

Marina de la Rosa de Pérez Díaz
…(a los) pocos momentos después de haber entrado a las piezas y en momentos de tomar el desayuno se oyeron detonaciones por arma de fuego y como el comedor estuviera en condiciones tales que bien puede verse el patio de la casa, distinguieron que cerca del zahuán caía un hombre al parecer muerto y a quien no conocieron y desde luego su esposo ordenó, en previsión de cualquier desorden, cerrar las puertas de madera, momentos en los cuales subió el portero de la casa y otra mujer que ocupaba una pieza del segundo patio llamada Rosario y todos estuvieron juntos esperando el resultado de aquellos disparos.

Blas López
…el día diez y ocho de los corrientes se presentó (López) como de costumbre al cuartel de policía a las cinco de la mañana para recibir instrucciones en el empleo que desempeña como agente de la reservada; y que antes del desayuno fue llamado, así como su compañero Vicente Murrieta, por el Jefe del Cuerpo el señor Miguel Cabrera quien les indicó debían acompañarlo para la práctica de una diligencia y que al efecto se adelantaran esperándolo en la maicería de la calle de la Portería de Santa Clara; así lo hicieron y como a las ocho de la mañana o poco antes, llegó a ese lugar dicho señor Cabrera acompañado del mayor Fregoso y de un señor de apellido Barroso y todos, por indicación del primero, pasaron a la casa número cuatro de la misma calle habiendo encontrado entreabierto el postigo del zahuán; al dar el paso para entrar a la casa su mayor (Fregoso) le indicó permaneciera fuera de ella y de pie en ese zahuán para impedir la salida de cualquiera persona; todas las demás personas entraron y tan pronto como lo hicieron se oyeron varias detonaciones de arma de fuego, por lo que se asomó violentamente y sólo pudo ver que el señor Cabrera caía al suelo y el señor Fregoso caminaba como con dirección al segundo patio, saliendo momentáneamente de la casa su compañero Murrieta gravemente lesionado, a raíz de esto oyó como que cerraban con pasador el postigo, no pudiendo ya penetrar a la casa para defender a sus jefes se ocupó de atender al herido quien no puedo articular palabra muriendo poco después.

Dolores Bautista, testigo del inicio de la lucha:
…el diez y ocho del corriente mes como a las ocho de la mañana pasaba por la Portería de Santa Clara en la acera donde está la iglesia de ese nombre, cuando oyó una detonación de arma de fuego y al voltear la cara vio que en la acera de enfrente, casi a la puerta de una camotería, puesto que estaba cerrada, caía un hombre que estaba vestido de decente.

Ismael Barroso
…como empleado particular del señor Miguel Cabrera, a quien le desempeñaba varios trabajos en el ramo de escritura, fue citado en las primeras horas de la mañana del día diez y ocho del mes en curso en el Cuartel de Policía sin saber con qué objeto; salieron de este lugar a las siete y media de la mañana el mismo señor Cabrera, el señor Fregoso y él (Barroso) y, por indicación del primero (Cabrera), pasaron a la casa del señor Francisco de Velazco, sita en la calle de Mesones no recuerda que número; subieron al mirador de esa casa y fue cuando por voz del señor Cabrera supo que la diligencia se refería a practicar una visita domiciliaria en la casa de Aquiles Serdán, sita en la Portería de Santa Clara, no recuerda si le dijo si por orden del juez tercero de lo criminal o de este juzgado de Distrito; habiendo revisado la azotea de esa casa, en la que no había persona alguna, bajaron pasando a dicha casa, la cual encontraron con el zaguán cerrado; en esa misma calle esperaban al jefe de la Policía los agentes de la reservada Blas López y Vicente Murrieta y pocos momentos después se dirigieron todos al lugar en que debía verificarse aquella visita y encontrando ya el zaguán abierto penetraron a la casa todos los citados, con excepción del agente Blas López quien por orden del Mayor Fregoso se quedó fuera de la casa y en el pórtico del zahuán para evitar que alguno pudiera salir; tan pronto como entraron el señor Cabrera ordenó al Mayor Fregoso pasara al segundo patio con objeto de cuidar la escalera que conduce al piso alto; no habían caminado unos quince pasos cuando encontrándose aún en el cubo del zahuán el Jefe de la Policía, el agente Murrieta y él (Barroso) oyó (…) no una detonación de arma de fuego sino el ruido que produce la ruptura de un cristal, viendo que inmediatamente caía a plomo el señor Cabrera sin articular palabra de ninguna especie; al ver esto procuraron salir de la casa el agente Murrieta y él (Barroso) y volvieron a repetirse otros disparos, uno de los cuales hiriera a aquél (Murrieta) en el omóplato izquierdo, causándole lesiones de tal especie que momentos después quedó muerto a pocos pasos de la casa lugar de los sucesos; al retirarse acompañado del citado Murrieta pudo muy bien distinguir que dichos disparos los había hecho un hombre que tenía pantalón y estaba en camisa y que eran hechos desde el interior de la casa que ocupaba Serdán estando cerradas las vidrieras.

Después de este primer ataque de los antirreeleccionistas y la consecuente muerte de los policías Cabrera y Murrieta, los alzados toman posiciones de defensa de la casa. Por su parte, tanto el sobreviviente Blas López como vecinos y transeúntes, dan cuenta de las acciones que se desarrollan en la calle.

Blas López y Dolores Bautista:
(Blas López)…al pretender retirarse para dar aviso de lo acabado de suceder oyó muchas voces, todas de hombres que estaban en la azotea de esa casa y quienes llamaban a gritos a la gente, indicándoles que ya estaba muerto Cabrera que entraran que había bastantes armas y parque con que defenderse; vio que todos esos individuos estaban armados con rifles y temeroso de que le hicieran fuego por ser bastante conocido como de la reservada, se fue paso a paso retirándose de la casa pegado a la pared hasta encontrar un zahuán con el quicio bastante ancho, donde permaneció hasta que llegaron varios policías de la montada y rurales que comenzaron a tomar las alturas de varias casas de esa misma calle; antes de que se presentaran las fuerzas y en una de las varias veces que se asomaba para la casa número cuatro, vio que sacaban el cuerpo del señor Cabrera dejándolo tirado en la banqueta; no conoció a ninguno de los que estaban en la azotea de la casa; no se fijó si después de la muerte del señor Cabrera entrarían algunas otras personas a la casa; tampoco vio ni sabe quién sea el autor de esa muerte, ni tampoco le consta, por no haberlo visto, si amarrarían o no al señor Fregoso.

(Dolores Bautista)…que luego (de escuchar los tiros) levantó la cara y vio como a seis hombres sobre la azotea de una de las casas de frente al templo los cuales estaban armados con carabinas, pero no observó que entre ellos hubiera alguna mujer, ni oyó que llamaran a la gente de la calle; asustado por lo que había visto corrió a su casa a avisar a Andrés Maldonado, con quien vive, que no dejara salir a su familia porque había balazos.



Otras declaraciones
Alrededor de estos primeros hechos se dieron algunas otras declaraciones de supuestos testigos o protagonistas de lo sucedido. Un ejemplo de ello son las declaraciones de Martín Aguirre y la réplica a estas declaraciones por parte de Modesto Fregoso, quien niega lo dicho por aquél. No obstante, Joaquín Pita en su informe al gobernador, asegura que Aguirre estuvo presente en la refriega. En virtud que el juez no logró determinar la falsedad o verdad de dichas declaraciones, las transcribo como complemento del contexto testimonial en que sucedieron los hechos iniciales de la mañana del 18 de noviembre.

Martín Aguirre
En nueve de diciembre de mil novecientos diez…compareció Martín Aguirre… originario y vecino de Puebla en la casa número uno de la primera calle del Fraile, soltero, empleado en la policía reservada, de veintitrés años de edad… declaró: que el día diez y ocho del mes próximo pasado el Jefe de la Policía Miguel Cabrera le ordenó como a las seis y media de la mañana se fuera a esperarlo a una maicería establecida en la calle de la Portería de Santa Clara, orden que también dio a los agentes Blas López y Vicente Murrieta, que los tres se dirigieron al local indicado y como a las tres cuartos para las ocho se presentó el coronel acompañado del mayor Fregoso y del escribiente Barroso; por indicaciones del primero pasaron todos a la casa número cuatro de esa misma calle habiéndose quedado en el zahuán Blas López a quien previamente el mayor le había ordenado que no saliera de la casa nadie; en el cubo del zahuán se quedaron el coronel, Murrieta y Barroso y el primero ordenó al mayor pasara al segundo patio para cuidar una escalera y evitar que se escapara alguien, él (Aguirre) siguió a Fregoso y ya casi al entrar al segundo patio se oyeron como unas tres o cuatro detonaciones hechas por arma de fuego y habiendo vuelto la cara vio únicamente que el coronel caía herido al suelo pero no supo quien había disparado sobre él; al oír esos disparos y otros que siguieron, los cuales vio que causaban la muerte del agente Murrieta, él (Aguirre) corrió a tomar la escalera del segundo patio que conduce para la azotea de la casa y antes de llegar a esta azotea, no sabe por quién, le fueron disparados tres balazos sin que hubiera sabido por qué lugar le hacían esos disparos; al llegar a la azotea no estaba en ella ningún hombre y por esto pudo escapar bajando otra escalera que lo llevó a un patio de una casa de la calle de Santa Teresa por la que pudo salir; inmediatamente se dirigió al Cuartel de Policía para dar aviso de lo ocurrido y en el Costado de la Merced encontró al oficial Gómez a quien comunicó que habían matado al coronel y que al mayor tal vez lo habían encorralado pues no se fijó qué rumbo tomaría pues se había quedado en el interior de la casa.

Ampliación de declaración de Modesto Fregoso, negando la participación de Martín Aguirre en los hechos del 18 de noviembre.

En diez de febrero de mil novecientos once previa citación compareció Modesto Fregoso…manifestó que no es exacto que Marín Aguirre, agente que fue de la policía reservada lo haya acompañado a practicar la visita domiciliaria en la casa de Aquiles Serdán el día diez y ocho de noviembre último pues, como lo tiene manifestado, el Jefe entonces de la policía señor Miguel Cabrera sólo citó a última hora para aquella diligencia a su escribiente particular señor Barroso y al agente Blas López, quien por orden de él (Fregoso) y por indicaciones del mismo señor Cabrera permaneció en el zahuán de la casa; que últimamente ha tenido noticia de que dicho individuo anda contando que estuvo en el lugar de los sucesos y que se había escapado de la casa por la azotea de la misma haciendo varios disparos contra los amotinados lo cual es inexacto pues la víspera del día diez y ocho le fue presentado Martín Aguirre por haber cometido un escándalo en una fonda, quejándose una mujer de que aquél la amagaba con una pistola, habiendo confesado él, Aguirre, no ser cierto lo que se le atribuía pues su pistola la tenía empeñada, habiéndose comprobado esto después, lo que demuestra que no tenía arma y por consecuencia ni podía haber sido comisionado por su falta ni menos pudo haber hecho disparos de ninguna especie; también manifiesta que el referido Aguirre es hombre vicioso, fumador de marihuana y por su mala conducta fue dado de baja y cree que por mera jactancia ande contando lo que por ningún modo es exacto.

Durante el careo ambos, Fregoso y Aguirre, sostuvieron sus versiones. Asimismo en declaración inmediata posterior al careo, Aguirre declaró haber visto a Fregoso entrar por una puerta del departamento alto por el segundo patio sin que hubiera visto que dispararan sobre él y por eso supuso que podía quedar con vida desde el momento en que se refugiaba en una casa, que cree, es la de un español.

En resumen, los policías y vecinos interrogados sobre los hechos iniciales del 18 de noviembre señalaron:

Acudieron al cateo de la casa cuatro o cinco policías tan sólo.

Entraron a la casa sin que nadie personalmente les hubiera franqueado el paso.

Una vez dentro de la casa fueron sorprendidos por los antirreeleccionistas quienes iniciaron los disparos provenientes de las habitaciones de los Serdán.

Ninguno de ellos puede asegurar quién mató a Miguel Cabrera y al oficial Vicente Murrieta.

Modesto Fregoso fue aprehendido por los antirreeleccionistas pero, salvo a él mismo, a ninguno de los demás les consta que fue maniatado y escondido en alguna de las habitaciones de la casa.

Terminado este primer momento, los antirreeleccionistas se posesionaron de la azotea y arengaron desde ésta a la gente que pasaba, pero ninguno de los declarantes vio o escuchó a alguna mujer entre los alzados.

Las declaraciones de las Serdán
A la fecha únicamente se tienen, por razones obvias, los testimonios de las mujeres Serdán, María del Carmen, Carmen y Filomena, sobre los hechos de esas horas iniciales del 18 de noviembre. Incluso estos testimonios son parciales puesto que el cuaderno número uno del juicio que se les siguió está perdido, el cual contiene sus declaraciones preparatorias rendidas el mismo 18 de noviembre por la tarde. Aún así, lo que de esas declaraciones se sabe resulta fundamental para conocer los hechos mismos y, sobre todo, el ánimo en que se encontraban los Serdán en esos momentos.

Carmen Serdán Alatriste
…ayer diez y ocho por la mañana, después del desayuno oyó unos tiros que le parecen fueron disparados desde las habitaciones de ella (Carmen), sin duda a la policía que penetraba a ella, que después de oír que seguían tirando, salió al patio a decir a los que se encontraban sobre la azotea que se bajaran porque los iban a matar; los que estaban en la azotea era su hermano Máximo y como cinco o seis obreros, poco más o menos, pues no los contó, y dichos obreros habían estado yendo a la casa, desde dos o tres días antes.

María del Carmen Alatriste Vda. de Serdán
…que ella supo, porque lo vio, que sus hijos recibieron armas y parque, pero ignora quién se los remitió y de donde les fueron enviados; también supo que el propósito de sus referidos hijos y de otras personas que estaban de acuerdo con los mismos, era pronunciarse contra el Gobierno, mas no sabe quiénes sean esas personas; ella (María del Carmen) veía entrar a su casa a distintos individuos a hablar con sus expresados hijos, pero no se enteraba de lo que hablaban; supone que alguien les avisó el día de ayer, sin saber quién pudo haber sido; ayer por la mañana (18 de noviembre), al salir de la cocina oyó algunos disparos, mejor dicho muchos, y supone que los hacían los de adentro y los de afuera.

Filomena del Valle Vda. de Serdán
…en la mañana de ayer diez y ocho llegó la policía al patio de la casa y los que estaban adentro de ella eran Aquiles Serdán, esposo de la declarante, Máximo Serdán hermano de aquél, Fausto Nieto y otros más obreros, les dispararon matando según se sabe al señor Miguel Cabrera.… dos días antes, recibieron su esposo y cuñado, dos cajas, que después vio contenían armas y parque, las cuales abrieron horas antes de que llegara la policía, seguramente para resistirla y aunque ella (Filomena) trató de disuadir a su esposo de que no se metiera en esas cosas, siempre le contestó (Aquiles) que era preciso hasta sacrificar la vida por la causa que defendía.

Los vecinos y otros participantes
Los testimonios de vecinos indirectamente involucrados resultan importantes para conocer detalles y situaciones complementarios de la batalla. Uno de estos testimonios lo proporciona el vecino contiguo de los Serdán, Miguel Asturias. Este resultó ser un guatemalteco que se encuentra en su casa, la número 2 de la calle de la Portería de Santa Clara, al momento de la refriega y que es arrestado porque a través de su azotea se cuelan dos de los alzados buscando refugio o huir de la batalla. Al ser descubiertos la policía los arresta en compañía del propio Asturias. Al final, el guatemalteco no resultará involucrado pero su testimonio contiene detalles de la lucha.

Otro testimonio con el que contamos es aquél que aparece en la carta atribuida a Manuel Velázquez, quien pertenecía al grupo de los Serdán y salva la vida en la batalla. Este último testimonio tiene la salvedad de haber sido escrito en los años treinta del siglo XX.

Comenzaré con el de Asturias y posteriormente el de Velázquez.

Miguel Asturias
…ciudadano guatemalteco, habitante de la casa de la Portería de Santa Clara número 2, contigua a la casa de los Serdán…manifestó que las voces que oyó que salían de la azotea de la casa contigua a la que habitaba gritando “vengan, vengan aquí hay armas” tiene la seguridad eran de hombres en gran número y ninguna de mujer, pues notó perfectamente la voz fuerte del sexo masculino.

Finalmente como parte del recuento de los primeros momentos del 18 de noviembre transcribo lo que al respecto se dice en la carta atribuida a Manuel Velázquez:

Acto continuo (a la aprehensión de Modesto Fregoso), por las ventanas de la casa se comenzó a hacer fuego sobre el grupo de policías que acompañaban a sus Jefes, inmediatamente después ordenó Aquiles que todo mundo subiera a la azotea llevándose la mayor cantidad de parque posible.

La movilización de la tropa y policías
Terminados los hechos iniciales la mañana del 18 de noviembre policías, militares y rurales se movilizarían hacia la casa.

Las declaraciones de los soldados, rurales y policías sobre estos asuntos relatan básicamente tres hechos: 1) El momento en que son informados sobre un brote revolucionario, 2) El trayecto que tomaron y 3) La batalla misma.

En este momento referiremos los dos primeros puntos señalados.

Porfirio Gómez
…empleado de la policía como cabo primero… el viernes diez y ocho de noviembre último, como a las ocho de la mañana hacía el relevo de la guardia en prevención en el cuartel de Policía cuando recibió aviso por teléfono de un gendarme, (del cual) no supo su número, que en la Portería de Santa Clara había oído disparos y que según sabía el coronel (Cabrera) se encontraba ahí y que había mucha gente en la calle; inmediatamente se dirigió al cuartel de los montados, sito en la calle de los Roncos, y ordenó se armara toda la fuerza de carabina y se dirigió para la calle de Santa Clara; al pasar por la (calle) del Padre Lazcano vio que toda la fuerza de a pie había salido también para ese rumbo y en el Costado de la Merced encontró al agente de la reservada apellidado Aguirre, quien le dijo que en la casa de Aquiles Serdán habían matado al coronel y que al mayor lo habían encerrado, sin entrar en mayores pormenores y que había mucha gente y que había un fuerte tiroteo; en la creencia (Gómez) de que esa gente estuviera en la calle, pues no se le dijo en que posesión estaba, creyó insuficiente la fuerza que llevaba pie a tierra y mandó regresarla para el cuartel para ensillar la caballada; inmediatamente (después) se dirigió por el mismo camino hasta llegar a la esquina de Chihuahua y Horno del Vidrio, donde se estacionó la mitad de la fuerza en cada una de esas calles, quedando él (Gómez) al frente de ella.

Francisco Aguilera
…militar y de treinta años de edad… el día diez y ocho de noviembre próximo pasado como a las nueve y media de la mañana, el coronel del Batallón Zaragoza Mauro Huerta ordenó que cuarenta individuos de la clase de tropa y como oficiales únicamente el subteniente Cecilio Rojas Estrada y él (Aguilera), todos al mando de aquél (Huerta), fueran a sofocar un alzamiento, pero sin decirles en qué lugar; al desembocar para la calle de Estanco de mujeres oyó varias detonaciones causadas por arma de fuego que venían de dirección de una casa de la esquina de la Portería de Santa Clara y que, según supo, era la que habitaba Aquiles Serdán.

Cecilio Rojas
…militar y de veintitrés de edad… como a las ocho y tres cuartos de la mañana del día diez y ocho de noviembre próximo anterior, estando en el cuartel del Batallón Zaragoza su coronel, el señor Mauro Huerta, ordenó que un grupo de soldados, cuyo número no recuerda, se alistaran para marchar a sofocar a algunos revoltosos que se hallaban en la casa de Aquiles Serdán; al llegar a la calle Estanco de mujeres hicieron alto por el flanco izquierdo.

Mauro Huerta
…militar y de treinta y ocho años de edad… el día diez y ocho de noviembre último encontrándose en el cuartel que ocupa el Batallón Zaragoza recibió orden del general Martínez, como a las ocho y media de la mañana, para alistar parte de la tropa y pasar a la calle de la Portería de Santa Clara a fin de sofocar a algunos revoltosos que se hallaban disparando en la azotea de la casa, que en esa calle, ocupaba Aquiles Serdán; inmediatamente dispuso que cincuenta hombres fueran armados y, una vez listos, marcharan a las órdenes de él (Mauro Huerta) y del capitán Francisco Aguilera, así como de los oficiales Camilo Ojeda y Cecilio Rojas Estrada; como se le hubiera informando en una de las calles que tomó para llegar a la de Santa Clara, que el fuego que hacían los alzados era muy nutrido, no quiso tomar las calles de Mercaderes sino que tomó las de Santo Domingo para desembocar por la calle de Estanco de mujeres.

Primo Huerta
…militar, de cincuenta años de edad… como a las ocho de la mañana del día diez y ocho de noviembre se encontraba en el cuartel de rurales y recibió aviso, no sabe de quién por teléfono, que saliera la fuerza inmediatamente y armada con dirección a San Cristóbal porque se decía que al intentar la aprehensión de Aquiles Serdán habían matado al comandante de la policía Miguel Cabrera; setenta u ochenta hombres fueron alistados y salieron de cuartel al mando del capitán José Lemus y algunos oficiales subalternos cuyos nombres no se recuerda; momentos después y una vez que fue ensillado el caballo (de su) propiedad, lo montó y se dirigió rumbo a la calle de la Portería de Santa Catarina en la creencia de que en esa calle estaba la casa que ocupaba Aquiles Serdán; no notando nada extraño e informado que el domicilio de dicho individuo lo era la Portería de Santa Clara, se dirigió a ésta habiendo encontrado en la calle de la Independencia (al) coronel Gaudencio de la Llave (y) que con éste y con el jefe del batallón Zaragoza Mauro Huerta, a quien también había encontrado por la calle de Guevara, siguieron por la calle de San Martín hasta la esquina de la primera de Santo Domingo y Estanco de Mujeres.

En resumen, alzados y tropa señalan como los hechos relevantes de estos primeros momentos del 18 de noviembre:

Los antirreeleccionistas se percatan que las acciones vividas en esos momentos, sobre todo la muerte de Miguel Cabrera, marcan el punto sin retorno del inicio de la Revolución mexicana y se preparan para continuar con la lucha.

Por distintos medios, tropa y policías son alertados sobre el inicio de la lucha y se alistan y dirigen rumbo a la casa de los Serdán, pero entre ellos no está muy claro qué está sucediendo, dónde están sucediendo los hechos y contra quién se habrán de enfrentar.

Aún a pesar de este desconcierto inicial, tropa y policías tienen una buena respuesta ante el alzamiento.

Los antirreeleccionistas, por su parte, esperan parapetados primordialmente en la azotea de la casa.

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